La confirmación este miércoles de los primeros casos del nuevo coronavirus en Cuba, portado por tres turistas italianos, resulta una noticia que nos impacta a todos, aunque de alguna manera no sea una gran sorpresa.
El avance en el mundo de esta enfermedad viral que justo ayer fue declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud, hacía muy improbable que un hecho así no ocurriera en algún momento.
Sin embargo, la presencia del contagioso virus en nuestro país no nos halla para nada desprotegidos. Desde hace semanas el sistema de salud cubano y todas las estructuras institucionales de la nación se preparaban para un acontecimiento de esta índole.
La articulación de un plan nacional de prevención y control de la Covid-19 no solo ha sido ampliamente divulgada, sino que ha movilizado en los territorios a todas sus autoridades y especialistas involucrados, para tomar las medidas necesarias a fin de enfrentarnos al momento que ahora llega.
No sin dejar de existir preocupaciones, por supuesto, la ciudadanía tiene ya en este instante a su disposición información suficiente y actualizada, en un proceso que seguramente continuará con las audiencias sanitarias y otras vías de preparación en cada comunidad, donde lo que se explica y orienta cuenta además con el aval de los conocimientos científicos hasta ahora existentes sobre el nuevo coronavirus, lo cual debe permitirnos actuar de manera organizada, sin pánico ni alarmas contraproducentes.
Abundan también ya diversas expresiones de solidaridad e iniciativas para colaborar en la prevención sobre la base de las recomendaciones realizadas por especialistas de la Salud, todo lo cual es preciso hacerlo con la debida racionalidad que la situación concreta nos vaya exigiendo.
A esa garantía que sabemos hallaremos siempre en Cuba ante las situaciones complejas de salud o cualquier fenómeno natural, hay que añadirle y extremar en esta oportunidad el factor de la responsabilidad individual, sin dejar de mostrar la ecuanimidad y el sentido común que la circunstancia aconseja.
En tal sentido una recomendación importante tiene que ver con la información pública y la credibilidad de las fuentes que empleamos para mantenernos al tanto.
Si en otros muchos fenómenos de la vida social, económica y política este es un factor a tener en cuenta, en una coyuntura como esta constituye una garantía y un deber, mantenernos informados a través de órganos de prensa confiables, sin dejarnos confundir y alarmar por los rumores y comentarios, o por las previsibles noticias falsas o exageraciones que muy probablemente se difundirán por los medios de comunicación financiados desde el exterior.
En fin, que el mejor desenlace de este otro capítulo que ahora comienza, ya con la confirmación de la presencia del nuevo coronavirus en nuestro territorio nacional, dependerá en gran medida de las acciones mancomunadas de muchas personas e instituciones, donde también será imprescindible el compromiso e intervención disciplinada y responsable de nuestra población.
Ante la Covid-19 y la amenaza que representa, las palabras claves entonces que deben predominar, a partir de este momento, son tranquilidad y precaución.