Por: Ariadna A. Pérez y Ramón Barreras Ferrán
Se inicia este sábado en todo el país el proceso de asambleas para el análisis con los trabajadores de la elaboración del plan de la economía y el presupuesto correspondientes al próximo año.
Y si se quiere contar con un plan “más participativo y flexible”, como ha reiterado Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, al proceso hay que darle la importancia que merece y en consecuencia, como también señaló el titular al intervenir en una de las sesiones del XXI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), propiciar la identificación de las reservas internas y las fortalezas en cada territorio y empresa, explotar las potencialidades del encadenamiento productivo y exportar más, sin poner límites al crecimiento productivo.
En una entrevista realizada por Trabajadores, Gil Fernández consideró que “las discusiones del plan están alejadas de aspectos claves, porque se enfocan en que dan poco combustible, en que si los carros… Si no exportamos más, importamos menos y si no hacemos buenas inversiones seguiremos discutiendo todo eso y no tendrán solución.
“Cuando intervine en el Pleno Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) dije que no podíamos aspirar a que los sindicatos pidieran los estudios de factibilidad y los dictaminen de las inversiones, pero sí pueden exigirle a la administración que se los presente, que les explique a los trabajadores cómo se diseñó la inversión, cómo está rindiendo y quién la paga”, aseveró.
Y señaló: “Las reuniones se tornan formales y llenas de peticiones. No analizan cómo esas peticiones pueden revertirse en el trabajo y en mejorar los resultados económicos del centro”.
También, agregó, es parte de la batalla económica hacer el Plan con más aportación de los integrantes de los colectivos laborales, quienes deben ser bien conducidos. “La participación de los trabajadores no puede convertirse en un proceso de agregación de demandas. Cuando eso sucede queda la percepción de que para qué voy a participar si ‘pido y nunca me lo dan’ y lo que baja es diferente a lo que pidieron los trabajadores.
“¿Cómo logramos una planificación más participativa?, le preguntamos.
“Conduciéndola para que no se convierta en solo demandar lo que no se puede hacer y desestimular. Los colectivos deben buscar hacia lo interno cómo hacer más”, apuntó el Ministro.
Y agregó que deben priorizarse las exportaciones. “Exportamos menos que antes y hay productos que se dejaron de exportar. Todo lo que se puede producir para exportar tiene que tener prioridad en el análisis”. Y señaló que también debe potenciarse la sustitución de importaciones.
Entonces no pueden ser meras asambleas que se vayan de un solo lado o en las cuales realicen análisis superfluos, sin razonamientos valorativos previos. En ese sentido, a la dirección sindical le corresponde desempeñar un papel esencial.
Milagro de la Caridad Pérez Caballero, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, al hacer presiones al respecto, insistió en que la misión fundamental del movimiento sindical es asegurar políticamente el proceso y subrayó la importancia de la preparación previa de la dirección administrativa y la sindical para garantizar una adecuada conducción de las asambleas a fin de lograr lo que se pretende.
Resulta un propósito esencial romper los esquemas de años anteriores, para lo cual se hace necesario estudiar un grupo de documentos básicos, como la Constitución de la República; la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista; las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, y los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016─2021.
A esos deben unírseles discursos, intervenciones, indicaciones y artículos referidos al asunto, los que también servirían de base para realizar propuestas con “todos los hierros”, con definiciones claras y carácter estratégico.
Están establecidas las premisas de que “el plan y el presupuesto tienen que nacer de abajo” y que el proceso debe ser consciente, caracterizado por un razonamiento por parte de los trabajadores sin niveles predefinidos de actividades, ni directivas específicas. Solo debe tenerse en cuenta las potencialidades para contribuir más a las estrategias y prioridades de la economía.
Hay que considerar, desde luego, que en el año 2020 se presentará un escenario económico matizado por el endeudamiento externo; una restringida disponibilidad de divisas, y el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos.
Eso precisa a que el plan se corresponda con las capacidades disponibles y los niveles de eficiencia, fundamentalmente en el sistema empresarial; la eficacia en el empleo de los recursos, con un respaldo total a los compromisos de crecimiento, y que los presupuestos estén ajustados a las necesidades reales.
Las prioridades están claramente definidas: incrementar las producciones o los servicios con destino a la exportación y satisfacer las demandas de las entidades exportadoras; lograr el máximo aprovechamiento de las capacidades existentes, y asegurar los procesos dirigidos a satisfacer las demandas de la economía interna, fundamentalmente de alimentos, transportación, informatización de la sociedad, vivienda, materiales de la construcción, fuentes renovables de energía, medicamentos y turismo.
No puede dejar de valorarse el propósito de reducir los inventarios de productos ociosos o de lento movimiento, los que constituyen un verdadero lastre económico de un peso considerable y que, a pesar de ello, no se le concede aún toda la importancia que merece por parte de los equipos de dirección.
Según ha insistido acertadamente la CTC y sus sindicatos, se trata de conformar un plan y un presupuesto entre todos, a tono con la premisa de lograr una planificación más flexible, menos centralizada y más participativa.