Por Orlando Oramas León
El bloqueo económico, financiero y comercial que Estados Unidos aplica contra Cuba y empresas de otros países es de vieja data, pero cobra vigencia constante con la repetición de acciones y castigos a la isla y quienes mantienen nexos con nuestro país.
Los últimos días dan fe de ello. Si no que lo desmienta el banco británico Standard Charger, que cayó en el colimador del Departamento del Tesoro de EE.UU., con la encomienda de perseguir las operaciones financieras cubanas y de bancos internacionales, en particular a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC).
El Standard Charger se une a una larga lista de entidades bancarias, en particular de países europeos que son socios de Washington, obligadas a pagar multas multimillonarias en razón de las leyes del cerco a La Habana, en particular la ley Helms-Burton.
La práctica no es nueva y ya durante la administración del presidente Barack Obama 49 bancos extranjeros fueron sancionados por leyes extraterritoriales estadounidenses por sus relaciones con Cuba.
Las multas continúan y que lo digan, por ejemplo los bancos franceses Crédit Agricole y la Societé Générale S.A, que en en noviembre último recibió una multa de más de mil 340 millones de dólares por motivos similares.
Basta preguntarle al banco panameño Multibank las causas por las cuales cerró las cuentas de al menos de empresas domiciliadas en la nación istmeña y que mantenían relaciones o comerciaban con firmas cubanas.
Al castigo no escapó la propia Embajada de Cuba, y tampoco la corresponsalía de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina.
Llamativamente, el Multibank tenía en su poder la lista negra en la que Washington puso a unas 200 empresas de Cuba, otro engendro más en su intención de ahogar económicamente al pequeño país caribeño e intentar doblegar bajo penurias, hambre y enfermedades a su pueblo revolucionario.
En definitiva el golpe principal del bloqueo está dirigido a la población cubana, y ello incluye las sanciones a buques que transportan petróleo a Cuba, en una arremetida también contra Venezuela y que el canciller Bruno Rodríguez calificó como acto de piratería económica.
En respuesta al anuncio del secretario de Estado, Mike Pompeo, y del asesor de Seguridad Nacional de EE.UU. , John Bolton, el titular de la diplomacia cubana subrayó que la Casa Blanca reactiva el Memorando de Lester Mallory, subsecretario de Estado, quien en abril de 1960 instaba a la aplicación de políticas criminales contra el pequeño país vecino.
Ahora Bolton supera a Mallory en brutalidad, monroísmo y macartismo, enfatizó Bruno Rodríguez en contundente mensaje de rechazo al nuevo chantaje.
Y si de afectar al pueblo se trata, el propio Bolton dio la noticia al diario The Washington Post de que el presidente Donald Trump canceló el Acuerdo entre la MLB (Ligas Mayores) y la Federación Cubana de Béisbol, alcanzado el pasado 19 de diciembre después de tres años de arduo trabajo entre ambas partes.
El acuerdo tenía el propósito “de evitar el tráfico de personas que usualmente los cubanos sufren al salir de Cuba y las duras condiciones que tienen que pasar para poder contratarse en Grandes Ligas”, según expresó la propia MLB en comunicado al gobierno de Estados Unidos.
Resulta un golpe directo a los jóvenes peloteros cubanos, a la afición, al deporte nacional de la isla, que se une a otras facetas criminales del bloqueo a Cuba.