Una nota difundida recientemente por la agencia Prensa Latina da cuenta de que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que emprenderá un estudio mundial sobre la esclavitud moderna, con la colaboración de otras instituciones, a la luz de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Junto con Walk Free Foundation (WFF), la OIT prevé una estimación rigurosa que sirva de base para medir el cumplimiento de las obligaciones contraídas por la comunidad internacional. La organización recordó el compromiso de adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso y poner fin a las formas actuales de sometimiento antes del 2030.
El Índice Global de Esclavitud 2016, que publica anualmente la organización WFF, en Australia, define ese estado de sujeción rigurosa como una «situación de explotación a la que una persona no puede negarse debido a amenazas, violencia, coerción, abuso de poder o engaño».
Ciertamente el asunto asombra y precisa a preguntar: ¿Existe trabajo esclavo en el siglo XXI?
Fuentes consultadas permiten conocer que, según estimaciones realizadas, existen en el mundo 20,9 millones de personas esclavizadas, de las que casi la mitad son niños y jóvenes. En general, los esclavos provienen de regiones muy empobrecidas, con poco acceso a la educación, la salud pública y a créditos formales y donde las leyes de protección resultan débiles. La mayoría de ellos se ven forzados a desplazarse de su región de origen en búsqueda de oportunidades y son reclutados por los esclavizadores para laborar en la minería, la agricultura y las tareas domésticas o ejercer la prostitución.
Es el sur Asia y sobre todo en la India donde ese tipo de sometimiento laboral está más presente.
El trabajo esclavo contemporáneo es forzado y establece restricciones a la libertad de las personas, pues están obligadas a prestar un servicio sin recibir pago que cubra sus necesidades esenciales. Las relaciones laborales siempre son ilegales y clandestinas. En esas condiciones, los esclavizados no consiguen desenlazarse de la situación.
Existen más de 300 tratados internacionales para dar fin a ese estado de sometimiento y al comercio de personas y más de 11 convenciones mundiales para combatir la esclavitud contemporánea. Sin embargo, el problema persiste debido, fundamentalmente, a la miseria en que vive gran parte de la población mundial.
El análisis de la WFF estima que 2,16 millones de personas en los países de América se encuentran en condición de esclavitud moderna. Haití y República Dominicana son las naciones que comparten el porcentaje más alto de su población (1%) víctima de trabajo forzado, con unos 100 mil casos en cada país. El 65% de los haitianos y dominicanos que resultan explotados trabajan en plantaciones de azúcar de caña, tomates, arroz y en la construcción.
Por otra parte, Guatemala ocupa el lugar 12 del mundo en ese flagelo, con un estimado de 138 mil 100 personas afectadas. De todo el continente, México tiene el más alto número, con 376 mil 800.
Diferentes sitios en Internet exponen casos concretos de esclavitud en los tiempos actuales.
Por ejemplo, un birmano que escapó de sus traficantes contó que lo forzaban a abordar un pequeño barco en el mar abierto donde tenía que pescar durante 20 horas al día sin recibir pago alguno. “Me decían que si trataba de escapar me romperían las piernas y las manos o me mataban», señaló.
Shandra Woworuntu, actual activista contra el tráfico humano, fue forzada a la esclavitud sexual en Estados Unidos en 2001. Había salido de Indonesia, donde le prometieron trabajar en la industria hotelera, pero los intermediaros que la recibieron en el aeropuerto la entregaron a traficantes armados. «Me dijeron que yo les debía 30 mil dólares», expresó. Por suerte, logró escapar con ayuda del Buró Federal de Investigaciones (FBI).
Esas realidades son muy duras, máxime porque corren tiempos de modernidad.
La historia recoge que en Portugal y en las colonias de la India se abolió la esclavitud el 12 de febrero de 1761; en Francia, el 27 de abril de 1848; en el Reino Unido, el 23 de agosto de 1833; en los Estados Unidos, en 1885…Entonces, resulta inexplicable que persista.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.