Coincidiendo con el Día del trovador cubano, instituido el 19 de marzo en homenaje al natalicio de José (Pepe) Sánchez, cerró en Santiago de Cuba la edición 55 del Festival de la Trova, encuentro que en este 2017 ratificó su valía y se confirmó como espacio para la defensa de un género que se renueva y atempera a la modernidad desde la savia de su raíz.
Lo anterior se confirmó tanto en el evento teórico desarrollado así como en las presentaciones de los trovadores en diversos escenarios de las ciudades de Santiago de Cuba y San Luis.
Desde el pasado día 15 y hasta el domingo 19 la trova creció y se multiplicó en su entorno natural cotidiana, díganse el parque Céspedes, la plaza de Marte, y por supuesto, la Casa de la Trova de la calle Heredia, “cuartel general” de los cultores del género en toda Cuba.
Pero también hubo presentaciones y descargas, guitarra en ristre, en la Universidad de Oriente, la sede de la Asociación Hermanos Saíz, la sala de concierto Doloresy algunos barrios de la ciudad santiaguera.
Trovadores del patio y otros de otras provincias, además de investigadores, cantaron, debatieron en torno al género, sus huellas, su perdurabilidad, sus influencias, presentaron libros y discos, rindieron homenaje a paradigmas de lo trovadoresco ya fallecidos, y dejaron abierta la convocatoria a otro Festival, el número 56, ese que cuando regrese a Santiago de Cuba encontrará el abono necesario para eternizar una música tan viva como el sentimiento que la anima.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.