No es solo poner un cartel aquí, pegar una foto allá, adornar con cadenetas los locales o fabricar una maqueta que reproduzca lo que hacemos para llevarla al desfile y ver si la televisión nos agarra. El fervor por el Primero de Mayo es todo eso y también movilizar, contagiar y sumar al amigo, al vecino, a toda la familia, para desfilar por las plazas al ritmo de música, banderas e ideas.

Sí, las ideas son esenciales y más cuando vivimos tiempos duros. De ahí el lema: Por Cuba juntos creamos. Y es que la unidad de los trabajadores cubanos golpea en la mejilla a quienes pretenden dividirnos con frases y promesas vacías hace 66 años.
No es que estemos satisfechos con todo ni que se deje de pelear por temas como el salario, menos inflación, más atención a los jubilados, entre otros, sino que sobran razones para apoyar esta Revolución, capaz de dialogar con los sindicatos y sus líderes sin temores, y con una claridad total: el sostén de nuestro sistema social son los trabajadores en el poder.
Otra idea imprescindible para levantarnos temprano el primer día del quinto mes del año es la necesidad de seguir creando riquezas que podamos repartir con la mayor justicia social posible. De ahí que creación, innovadores, héroes anónimos y héroes con estrellas, empresas eficientes, sector no estatal con encadenamientos productivos y sostenibilidad alimentaria continúan siendo claves para una nación rebelde desde sus entrañas.
Hace solo unos días alguien preguntó en un centro de producción la hora del desfile. Es bien temprano, como siempre, y si hay que madrugar madrugamos, recibió por respuesta de la secretaria del sindicato, quien le recordó que este año había una motivación especial: los 25 años del concepto de Revolución, esbozado por Fidel en una fecha como esta.
No te preocupes. Seré el primero en llegar. Yo también soy Revolución, dijo el trabajador con una sonrisa en sus labios.