Girón en la memoria (fragmento) III (final)

Girón en la memoria (fragmento) III (final)

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Sobre el libro de Victor Casaus, Girón en la memoria, el jurado (Raúl Roa, Ricardo Pozas y Rodolfo Walsh) que le confirió Mención en el Premio Casa de las Américas de 1970, argumentó que este volumen es “una evocación vívida, plástica, muy lograda del episodio de Girón y, a la vez, desde el punto de vista técnico (…), algo ejemplar”.

A los 26 años de edad, el prolífico escritor, dio muestras de madurez en el ejercicio de un género sobre el que trazó pautas, al concebir una obra que atrae de principio a fin y que hemos querido traer a esta web en ocasión del aniversario 64 de Playa Girón. He aquí la tercera y última parte de los fragmentos de este libro, extraídos y publicados por La Tizza https://medium.com/la-tiza/

BOURZAC

Desde lo alto se distinguía el T -33 de Alberto. Estaba allí, o sea, había regresado. Había aterrizado bien Alberto, y eso me alegró. Di mi pase, a ver si me tiraban. Segundo pase a ver si me tiraban. Nada.

Cuando aterrizo, llego a la línea de vuelo, paro el motor y todos los compañeros salieron corriendo a recibirme y a ver cuál era el resultado de la operación. Y ellos ven que no me bajo.

Ven que no me bajo y me dicen: ¿Qué pasa, Bourzac? Bájate. No sé qué pensaron en ese momento.

Pero yo no me bajaba. No me bajaba porque estaba desnudo. No en calzoncillos, como uno dice después, por pena. Desnudo. Lo único que llevaba era una camiseta y ya allí había muchos compañeros y era un espectáculo feo bajarme con todo eso así, y yo decía: Búscame una sábana. Y la gente: ¿Pero qué te pasa? Búscame una sábana, digo. Por fin apareció una camisa.

Bajé y me llevaron al hospital. Ya me sentía mal, porque cuando aterricé estaba lloviendo y al bajarme del avión –un avión al que le pasaba todo el calor para la cabina, que me tostaba totalmente la carne–, cuando me bajé lloviendo, me enfermé y tuve que ir para el hospital. Estaba ahogado, sin respiración, con una especie de asma. Y fiebre. Bastante fiebre.

 

CARRERAS

Hicimos un recorrido por la artillería antiaérea, viendo los heridos que había ocasionado el ataque, los daños que habían ocasionado. Hicimos un análisis de la situación y se la informamos después al comandante Guerra Bermejo.

 

Más tarde llegó el Comandante en Jefe y le explicamos lo que había pasado. Nos dijo que efectivamente era cierto que nosotros no podíamos perder tiempo durmiendo tan lejos de los aviones y que teníamos que dormir debajo de las alas de los aviones. También nos dijo que ese era el miedo que le tenía el enemigo a nuestros destartalados aviones, que aunque eran malos, así y todo les tenían miedo y que ese miedo no era tanto a los aviones como a ustedes, dijo, a los pilotos.

Nosotros de verdad estábamos locos por un encuentro con ellos. Desde principios del 60 habían empezado aquellos ataques a los cañaverales, la quema de caña, ataques a centrales, y no había medios de detección. Cuando avisaban y nuestros aviones (o nuestro avión) salía, ya la avioneta había huido. Siempre nos dejaban así, y estábamos buscando el desquite.

 

Victor Cassaus

BOURZAC

Bueno, chico, ven acá, y los pilotos ¿qué hicieron? ¿Se escondieron? Eso fue lo primero que preguntó Fidel.

Y dícele Carreras: No, comandante, bajo el bombardeo despegaron dos aviones que estaban ahí de Patria o Muerte como decimos nosotros; no eran de alta, ni semi-alta siquiera, sino aviones de Patria o Muerte. Entonces Fidel preguntó qué pilotos eran los que habían volado y le dijeron que Fernández y Bourzac y nos mandó a llamar y nos felicitó.

 

FERNÁNDEZ

Fidel lo había dicho: Los aviones nuevos hay que ganárselos. Eso nos dijo un día antes del ataque, cuando se comenzó a preparar la base, a tomar medidas. Nos dijo: Cuiden los aviones, que con esos pocos aviones que tenemos van a hacer mucho en un momento determinado. Con esos mismos aviones.

Pero que había que cuidarlos, dijo, y le dijo a Klein que dislocara toda la técnica, que no podían estar los aviones juntos, que aunque estuvieran de baja le costara trabajo al enemigo destruirlos.

 

BOURZAC

Y dice Klein: Bien, comandante, así se hará. Pero, fíjese, si ya hay nociones de que vamos a ser víctimas de un ataque, ¿por qué no nos trae un escuadrón de Hawker Hunters?

 

FERNÁNDEZ

Cuando aquello Klein era el jefe del grupo táctico mixto de la base. Eso fue poco antes de caer en un accidente junto con Osvaldo Sánchez.

Lo del Hawker Hunter era porque en aquellos días había contactos con la fábrica inglesa: habían llegado unos Sea Fury que el gobierno de Batista había comprado y no le llegaron a tiempo a él y llegaron ya cuando la Revolución. Y los ingleses fueron los que los armaron, los probaron y entregaron los Sea Fury. Los Sea Fury son de esa fábrica, la Hawker. Por eso se decía lo de los Hawker Hunters.

 

BOURZAC

Un escuadrón de Hawker Hunters, dice Klein, si había noción de que vendría un ataque. Además, todos los pilotos que hay aquí son revolucionarios probados, dice Klein.

Mira, Klein, dice Fidel, no me pidas aviones nuevos. Lo que te voy a meter aquí son doscientas vacas lecheras, chico. Porque ya la aviación me tiene obstinado.

En esa reunión fue donde yo dije: Lo que deben traer es un escuadrón de parihuelas, doce parihuelas. Y me dijeron: Pero doce parihuelas… ¿para qué? ¿Para cargar la pangola? Y yo dije: No, para que nos carguen los cojones de nosotros los pilotos hasta los aviones, porque en esos aviones nosotros vamos a salir a repeler cualquier agresión.

Y Fidel dijo que si nos ganábamos los aviones, vendrían los que nosotros pidiéramos. Como si le pedíamos el avión volando nos lo iba a dar. Y no un escuadrón solo, sino cientos de aviones. Y los aviones que eran posiblemente los mejores del mundo.

 

FERNÁNDEZ

Para empezar: con los conocimientos que uno tiene hoy, con las cosas que ha aprendido, de aquellos aviones que había allí, ninguno servía. Ninguno.

Ahora, en aquella situación había algunos que mantenían las condiciones mínimas, dados nuestros conocimientos, para volar. Otros estaban dados de baja, pero el motor les arrancaba: ese volaba. Si podía despegar, volaba: ese era de Patria o Muerte.

 

BOURZAC

El avión despegaba. Tú lo hacías despegar. Lo demás quedaba de parte del avión. Que el avión quisiera.

 

FERNÁNDEZ

Aun aquellos aviones viejos, rotos, había que cuidarlos. Si no cuidábamos esos, ¿cuáles íbamos a cuidar?

Cuidarlos y dislocarlos lo mejor posible en aquella base. Eso fue lo que hicimos días antes del ataque.

La base tiene tres pistas orientadas en distintas direcciones. Los aviones se llevaban fundamentalmente hacia las cabezas de las pistas. Eran seis cabezas de pista, al haber tres pistas: se ponían en una situación que pudieran ser llevados de forma rápida a despegar por cualquier pista, lo mismo en una dirección que en otra, por seis lugares distintos.

Un bombardeo te puede destruir una pista, te destruye los taxi ways –las pistas de taxeo, de acceso a las pistas de despegue–, te puede destruir algún avión, pero si tú tienes varios lugares por donde despegar, es imposible impedir, por ejemplo, que despegue algún avión: uno o dos despegan de cualquier manera.

 

BOURZAC

¿Antes del día 15? Hacer patrullas, muchas patrullas y no tantas patrullas como trincheras, huecos, abriendo huecos, para meternos bajo tierra. Dispersar la técnica y que cada cual abriera su hueco.

 

FERNÁNDEZ

Los aviones se camuflajearon, se pintaron. Los aviones estaban pintados por arriba de un verde del mismo color de la hierba y por debajo de azul, azul cielo. De forma que si tú mirabas de arriba para abajo, en relación con la hierba, no lo encontrabas, y si mirabas para arriba cuando volaba, te era difícil verlo porque tenía el color azul del cielo. Hierba o cielo era la cosa.

Fueron varias medidas las que se tomaron: pintar los aviones, dispersarlos, junto con los aviones de baja, por toda la base; se hicieron trincheras; se instalaron ametralladoras cincuenta; se dio un curso intensivo de cuatrobocas dentro de la base; se instalaron las piezas de la artillería en distintos lugares.

El conjunto de esas medidas llevó al éxito en el rechazo del ataque.

A pesar de haberse presentado en forma sorpresiva el ataque fue ripostado de una manera enérgica e instantánea por las baterías antiaéreas siendo acribillados a balazos los aviones atacantes, viéndose descender a uno de ellos aproximadamente a cinco kilómetros del litoral y otros dos según se ha sabido aterrizaron en la Florida, con numerosos impactos en el fuselaje, siendo esto último tan evidente que ni los propios imperialistas han podido ocultarlo. El comportamiento de los miembros del ER y de las MNR que ripostaron el ataque y trasladaron camiones de parque de un depósito incendiado en medio de las explosiones merecen por su valor y heroísmo el reconocimiento del pueblo.

 

PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS

(FDO.) ESTADO MAYOR GENERAL

Sobre el autor de Girón en la memoria:

Víctor Casaus es Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas. Actualmente dirige el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Entre sus obras se cuentan los poemarios: De un tiempo a esta parte (1985), Amar sin papeles (1999) y Los ojos sobre el pañuelo (Premio Latinoamericano de Poesía Rubén Darío, 1992); los libros de testimonio Girón en la memoria (1970) y Pablo: con el filo de la hoja (Premio UNEAC 1979, y Premio de la Crítica 1983), el libro de cuentos Sobre la marcha (1978), y el de ensayos Defensa del testimonio (1990). Ha realizado más de quince documentales cinematográficos (entre ellos Pablo y Que levante la mano la guitarra) y de dos largometrajes de ficción: Como la vida misma y Bajo presión. Ganó el Premio Nacional de Periodismo  Cultural en 2009. Ostenta la Distinción por la Cultura Cubana y la Orden Juan Marinello, que otorga el Consejo de Estado de Cuba.

 

Opción para descargar el libro en el enlace: https://elsudamericano.wordpress.com/2021/11/15/giron-en-la-memoria-por-victor-casaus/

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