Recuerdo el momento del bombardeo al aeropuerto de Ciudad Libertad, quizás no con absoluta nitidez, pero sí con la fuerza con que un niño de apenas nueve años guarda sus recuerdos, no cualquier remembranza, sino aquella que pudo interrumpir su sueño o sus juegos callejeros y que con posterioridad llega con frecuencia a su memoria.

De seguro en ello influyó el alboroto que en mi barrio capitalino de Poey provocó el bombardeo o la solemnidad de algunos vecinos que vestidos con uniforme de las Milicias Nacionales Revolucionarias asistieron al siguiente día a las honras fúnebres de los muertos bajo la metralla enemiga.
No formé parte de la generación que asistió al acto en que Fidel proclamara el carácter socialista de la Revolución Cubana, pero en la mañana de hoy, pasados 64 años de la fecha primicia, en el homenaje a ese momento trascendental, en la concurrida esquina de 23 y 12, en el Vedado capitalino, por mi mente pasaron nítidas imágenes del fervoroso momento, preludio también del alevoso ataque por Playa Girón.

Ya con el paso del tiempo, supe de lo mucho que ni antes y ni ahora pueden perdonarnos los imperialistas, y que “por esa Revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes”, calificada así por el Jefe de la Revolución, este pueblo estaría dispuesto a dar la vida.
Y también de las muchísimas razones que tuvo este pueblo para proclamarse socialista, entre ellas las que provenían precisamente de los enemigos imperiales. Fidel se refirió a ellas al afirmar que la radicalización de Cuba estuvo determinada también por el odio que nos destilaba el enemigo, por sus amenazas, el terrorismo cruel que aplicó contra el pueblo cubano.

En el amanecer de hoy, justo a las 7 de la mañana, en presencia de Miguel Díaz Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, y otros dirigentes, el pueblo de la capital recordó el aniversario 64 de la proclamación socialista, el sentido entierro de las víctimas de los bombardeos a los aeropuertos cubanos, el ataque por Playa Girón, la victoria, y también el Día del Miliciano.
En las palabras de clausura del sencillo, y a la vez sentido acto, Liván Izquierdo, primer secretario del partido en La Habana, destacó el significado histórico de las palabras de Fidel, los desafíos que ha tenido que enfrentar la Revolución Cubana y rememoró la fecha, también un 16 de abril, pero de 1958 en que el joven Camilo Cienfuegos era ascendido al grado de Comandante del Ejército Rebelde.
La doctora Mery Leydi Torres, trajo a los presentes el sentir de los trabajadores de la medicina cubana, sin dudas, una patriótica jornada, cuya parte cultural estuvo a cargo del Coro Nacional, Annie Garcés, el ballet Revolution y otros intérpretes.
