En una noche lluviosa y de mar picado, el 11 de abril de 1895, arribó por Playitas de Cajobabo, en la costa sur de la provincia de Oriente, una expedición encabezada por el delegado del Partido Revolucionario Cubano, José Martí, y el general Máximo Gómez, para integrarse a la guerra que había estallado unas semanas antes, el 24 de febrero. Lo acompañaban el brigadier dominicano Marcos Del Rosario.

Este fue el sitio escogido para que desembarcara la libertad, y nadie: ni la oscura noche, ni el oleaje excitable, ni las rocas habrán de detenerla. Este desembarco constituyó una de las hazañas más importantes del siglo XIX cubano.
Acerca de este suceso Martí escribió en su diario.
“Salimos a las 11. Pasamos rozando a Maisí, y vemos la farola. Llueve grueso al arrancar. Rumbamos mal. Ideas diversas y revueltas en el bote. Más chubasco. El timón se pierde. Fijamos rumbo(…)
(…) Paquito Borrero y el General ayudan. Nos ceñimos los revólveres. Rumbo al abra. La luna asoma, roja bajo una nube. Arribamos a una playa de piedras. La Playita (al pie de Cajobabo). Me quedo en el bote el último vaciándolo. Salto. Dicha grande. Viramos el bote, y el garrafón de agua. Bebemos Málaga. Arriba por piedras, espinas y cenegal. Oímos ruido, y preparamos cerca de una talanquera. Ladeando un sitio, llegamos a una casa. Dormimos cerca, por el suelo (…)

Mientras Máximo Gómez describió este momento así:
“Día 11 (…) La noche es tenebrosa; el mar se siente agitado; la oscuridad es tal, que el mar parece un negro crespón en donde nos debemos envolver para siempre. Ni una estrella alumbra el firmamento. El chubasco se afirma y hubo un momento de indecisión en que hasta el Capitán parece que vacilaba en dejarnos abandonados en situación tan angustiosa, pero yo fui el primero que dije, ya detenido un poco el vapor: ¡a tierra!
El vapor se detuvo entonces de una vez y rápidamente se deslizó al agua un bote al que bajan seis hombres con sus equipajes de guerreros. Yo no sabía lo peligroso que era la arrancada de un vapor para una embarcación menor que esté arrimada a su costado. Por poco zozobramos en aquella pavura atroz (…)
Así el 11 de abril de 1895, pasadas las diez de la noche desembarcan por Playitas de Cajobabo, hoy actual municipio de Imías, en Guantánamo, las dos figuras más prominentes de la Guerra Necesaria: José Martí, el jefe político, el organizador e inspirador de la nueva clarinada, y Máximo Gómez, el jefe militar supremo, el revolucionario sagaz e inclaudicable, símbolo del internacionalismo y de la modestia.
El arribo del Delegado del Partido Revolucionario Cubano a Playita marcó el fin de sus privaciones después de muchos años de exilio y de preparación de la Guerra Necesaria. En ese sitio expresó con extraordinaria emoción su dicha grande de pisar tierra cubana.