El anuncio el pasado 2 de abril de una lista de aranceles contra casi todos los países ha desatado un duelo de titanes que, según analistas, podría generar una recesión mundial similar a la de 1929, o peor.
Como era de esperar, la estrategia estadounidense despertó el instinto proteccionista de políticos, economistas y empresarios que ven peligrar sus intereses y ganancias. Hasta el momento varios de los gobiernos de las más importantes potencias de la economía global han expresado su descontento y muchas se preparan para responder.

China, por ejemplo, divulgó este domingo 6 de abril un comunicado en el que condena enérgicamente una política que “perjudica gravemente los derechos e intereses legítimos de las naciones, viola seriamente las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), socava profundamente el sistema multilateral de comercio basado en normas, y perturba severamente la estabilidad del orden económico mundial”.
De acuerdo a la nota publicada en El Diario del Pueblo digital, órgano del Partido Comunista de la República Popular de China, “las medidas adoptadas por Estados Unidos violan los principios económicos fundamentales y las normas del mercado, desestiman los resultados equilibrados conseguidos a través de las negociaciones comerciales multilaterales e ignoran el hecho de que Estados Unidos se ha beneficiado sustancialmente del comercio internacional durante mucho tiempo”
“Utilizar los aranceles como herramienta de presión extrema para obtener beneficios egoístas es un ejemplo de manual de unilateralismo, proteccionismo e intimidación económica”, asegura el texto y añade que “Estados Unidos está explotando los aranceles para trastornar el orden económico y comercial internacional existente, dando prioridad a los intereses estadounidenses por encima del bien común mundial y sacrificando los intereses legítimos de países de todo el mundo para servir a su propia agenda hegemónica. Tales acciones enfrentarán inevitablemente la oposición generalizada de la comunidad internacional».
El gobierno de China recordó que su nación es “una civilización antigua y una tierra de rituales” que “aboga por tratar a los demás con sinceridad y confianza. No creamos problemas, pero no tenemos miedo a los problemas». Subrayó que “la presión y las amenazas no son la forma correcta de tratar con China”, nación que “seguirá tomando medidas decididas para salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo”.
Definió que las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos deben ser de beneficio mutuo por naturaleza, por lo que deben “ajustarse a las expectativas comunes de los pueblos de ambos países y del mundo”, por ello instó a EE. UU. a “dejar de utilizar los aranceles como arma para reprimir el comercio y la economía de China”.
La decisión de ese Gobierno, “segunda mayor economía mundial y segundo mayor mercado consumidor de productos”, es abrir sus puertas al exterior independientemente de cómo cambie la situación internacional.
“China seguirá (…) ampliando constantemente su apertura institucional en materia de normas, reglamentos, gestión y estándares, implementando políticas de liberalización y facilitación del comercio y la inversión de alto nivel, y fomentando un entorno empresarial de primera clase orientado al mercado, basado en el derecho e internacionalizado, para compartir sus oportunidades de desarrollo con el mundo y lograr beneficios mutuos y resultados de ganancia compartida”.
La nota reiteró que “la globalización económica es la única vía para el desarrollo de la sociedad humana. El sistema de comercio multilateral basado en normas, con la Organización Mundial del Comercio (OMC) como núcleo, ha realizado importantes contribuciones a la promoción del comercio global, el crecimiento económico y el desarrollo sostenible. (…) la apertura y la cooperación son la tendencia de la historia, el mundo no retrocederá ni debe retroceder al aislamiento y la división mutuos».
Las autoridades del gigante asiático advirtieron además que “la intimidación económica basada en el empobrecimiento del vecino acabará siendo contraproducente”; a la vez que reconocieron que “el desarrollo es un derecho universal de todos los países, no el privilegio exclusivo de unos pocos. Los asuntos internacionales deben ser debatidos y gestionarse de manera colectiva, y el futuro y el destino del mundo deben estar en manos de todas las naciones”.
“No hay ganadores en las guerras comerciales ni en las guerras arancelarias y el proteccionismo conduce a un callejón sin salida”, por lo que “todos los países deben defender los principios de consultas amplias, contribución conjunta y beneficios compartidos, defender el multilateralismo genuino, trabajar juntos para oponerse a todas las formas de unilateralismo y proteccionismo y defender el sistema internacional con las Naciones Unidas en su núcleo y el sistema multilateral de comercio con la OMC en su núcleo”.
El comunicado del gobierno de China hizo énfasis en que “la gran mayoría de los países que valoran la equidad y la justicia se situarán en el lado correcto de la historia, tomando decisiones que sirvan a sus propios intereses. El mundo debe abrazar la equidad, no la hegemonía”.
¿Qué dice el resto del mundo?
La presidenta de México Claudia Sheinbaum expresó una postura firme y crítica hacia las políticas arancelarias de Estados Unidos. No obstante, en una de sus recientes conferencias matutinas reconoció que su país fue tratado con respeto en las últimas negociaciones y lograron evitar aranceles adicionales, amparados por el T- MEC, tratado de libre comercio del que participan junto a Canadá y EE. UU.

“Sin embargo, persisten aranceles en sectores como el acero, aluminio y la industria automotriz que impactan negativamente en la economía mexicana”, aseguró, frente a los cuales adoptarán medidas para fortalecer la economía nacional y contrarrestar los efectos de las políticas arancelarias.
Sheinbaum ha enfatizado la importancia del diálogo y la cooperación respetuosa entre naciones, así como el compromiso de México con la soberanía y el bienestar de su pueblo.
El impacto del arancel del 25 % impuesto por EE. UU. a los automóviles fabricados en el extranjero será mayor en el caso de la industria automotriz de Canadá, pues contra ese país ya pesaban aranceles anunciados anteriormente: el 25 % a todos los productos y el 10 % a la energía.
Mark Carney, el nuevo primer ministro de Canadá, criticó duramente esa política de Donald Trump, calificándola de amenaza a la economía global. Afirmó que los aranceles impuestos contra su país son «injustificados, injustos y equivocados» y han modificado el sistema comercial internacional.
“Vamos a proteger a nuestros trabajadores y construir la economía más fuerte del G7”, expresó Carney y aseveró que aplicarán un arancel del 25 % a los vehículos fabricados en los Estados Unidos. Anunció que trabajan en reducir la dependencia económica canadiense de Estados Unidos, en fortalecer la economía nacional mediante inversiones en la industria automotriz y en la creación de una cadena de suministro interna.
Vale señalar que el gobierno canadiense ha llevado el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) argumentando que los aranceles estadounidenses violan acuerdos comerciales internacionales
La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, por su parte, dijo que la imposición de un arancel del 20 % a los productos de la Unión Europea representa “un golpe importante para las empresas y consumidores de todo el mundo” frente al cual tendrán que responder para proteger “intereses y valores”.
Von der Leyen anunció que ripostarán con aranceles contra productos estadounidenses. Las sanciones serán anunciadas en dos fases, la primera a mediados de abril; y la segunda, semanas más tarde. No obstante, subrayó que es preciso pasar de la confrontación a la negociación.

Los gobiernos de dos países miembros, Francia y Alemania, también protestaron por la decisión estadounidense.
A juicio del presidente francés Emmanuel Macron, la guerra comercial decidida por Trump será un desastre económico y comercial mundial, comenzando por los EE.UU.:
“Los norteamericanos saldrán más pobres y más débiles, víctimas de una decisión absurda, infundada y brutal”, dijo y previó que el “choque” al comercio internacional que representa esta política podría romper el equilibrio de los mercados.
El canciller alemán Olaf Scholz también cuestionó el “ataque” de Trump al orden comercial que, en su opinión, había generado prosperidad a escala mundial, mientras que el camino adoptado por el gobierno estadounidense solo genera perdedores.
El ministro de Comercio de Japón Yoji Muto reconoció que el castigo a los productos de su país con un 24 % de aranceles ha sido una sorpresa que demanda “un enfoque prudente, audaz y rápido”; mientras que su vecino, el presidente interino de Corea del Sur Han Duck-soo, consideró que el 25 % de aranceles que recibirán es “extremadamente grave” y avisa que se viene una guerra comercial mundial.
Otro sorprendido y decepcionado fue el primer ministro australiano Anthony Albanese, quien calificó el castigo del 10 % que han recibido las exportaciones de su país como “totalmente injustificado, (…) no digno de un amigo”.
Aranceles de Estados Unidos a las importaciones por países
- Del 40 % al 50 %: países como Vietnam o Madagascar.
- Del 30 % y el 39 %: países como China, Suiza o Sudáfrica.
- Del 20 % al 29 %: todos los países de la UE, así como Japón, Corea del Sur o la India.
- Del 10 % al 19 %: Israel, Venezuela, Noruega y Camerún.
- Del 10 % al resto del mundo, entre ellos casi todos los países de Iberoamérica, Reino Unido, Ucrania y Australia
Mientras tanto, la guerra comercial avanza. Trump amenazó hoy con imponer aranceles adicionales del 50 % a China si ese país no retira el 34 % que reciben los productos estadounidenses. El mundo sigue atento la escalada, y los más sabios tienen la certeza de que esta carrera será de resistencia, no de fuerza.