Unos 5 mil sindicalistas de 50 organizaciones marcharon este fin de semana en la ciudad de Delano, California, cuna del Sindicato Unido de Trabajadores Agrícolas (UFW, por sus siglas en inglés), reportó a este diario el periodista Mark Friedman, miembro de la Asociación Internacional de Maquinistas #1484.
Bajo el lema Con Estas Manos, los manifestantes expresaron su solidaridad con los trabajadores de todas las áreas de la sociedad, desde la agricultura hasta los servicios y la atención médica pues “son igualmente esenciales”.
“La marcha representan la primera respuesta sindical unida de California, quizás también de todo EE. UU., ante los ataques de Washington contra los trabajadores inmigrantes y la libertad de expresión”, aseguró Friedman.
La acción conmemoró además al fundador de UFW, César Chávez; defendió la solidaridad laboral más allá del origen del trabajador; y reclamó el derecho de los inmigrantes a recibir una asistencia legal adecuada. También llamó a enfrentar las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE), agencia del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que se ha encargado de detener y deportar a los supuestos ilegales.
Vale precisar que, solo en California, viven y trabajan unos 400 mil agrícultores: “la mayoría carece de estatus legal y son inmigrantes indocumentados”, precisa la nota.
La manifestación fue presidida por Lorena González, presidenta en California de la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por sus siglas en inglés), quien proviene de una familia de inmigrantes. Participaron varias generaciones de empleados de diversos sectores, quienes portaban pancartas, banderas rojas de la UFW y pronunciaron emotivos discursos en inglés y español.
Carolina Sánchez, líder de la UFW, organización fundada en 1962, abrió la lista de oradores. En sus palabras recordó las protestas anteriores realizadas en Delano, la primera en 1965, protagonizada por los fundadores del United Farm Workers (UFW), cuyo espíritu de continuidad estuvo en la huelga de tres días realizada recientemente para reclamar un contrato de menos horas laboradas, pero con mayor salario; y la eliminación del trabajo forzoso los fines de semana.
Otro líder de la UFW reconoció que “el trabajo es duro, pero con el sindicato hemos ganado más derechos; tenemos voz. Necesitamos a los sindicatos ahora más que nunca en estos tiempos”.
El Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), también presente en la marcha, tuvo la delegación más numerosa (más de 1000 trabajadores, llegados desde San Diego hasta Sacramento y San Francisco). Entre ellos hubo representantes de “todas las áreas de servicio: hospitales, atención domiciliaria, guarderías y atención médica”.
David Huerta, presidente del SEIU Local 1000, afirmó a la multitud que “tenemos poder político y económico. Está en nuestras manos y debemos luchar por nuestro país; por todos los trabajadores, sin importar su país de origen”; mientras que otro orador reconoció que “cuando un trabajador teme ser deportado, se reducen los salarios y las condiciones laborales de todos los trabajadores”, por eso es importante rechazar “la campaña de terror, odio y división de la administración Trump”, y defender a cada uno, “ya sea contra un jefe que busque explotarlos o contra un presidente que busque deportarlos”.
“Los trabajadores agrícolas alimentan a Estados Unidos, y reclamaremos la parte que nos corresponde de la cosecha”, sentenció otro orador.
Natasha Williams, trabajadora de salud de Kaiser Permanente y activista del SEIU, se refirió a los 110 mil empleados de la salud en California y a la necesidad de “solidarizarnos con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes. A nivel nacional, millones de ellos son trabajadores de la salud, no nos quedaremos de brazos cruzados cuando los busquen en hospitales y clínicas”, aseguró.
“Trump está atacando no solo a los trabajadores inmigrantes, sino a todos los trabajadores, así que nuestra respuesta debe ser organizarnos. ¡Cuando luchamos, ganamos!”, aseveró Néstor Tope, trabajador aeroportuario de San Francisco, e instó a la multitud a continuar “con la tradición de solidaridad con los trabajadores inmigrantes, mexicanos, filipinos e indígenas”.
La marcha también movilizó a empleados que llegaron en autobuses en representación de la Federación Laboral de Los Ángeles; así como a miembros de los sindicatos de la industria, la construcción y la edificación.
Además, estuvieron presentes activistas del Sindicato Unido de Trabajadores Automotrices, la Asociación Internacional de Maquinistas, la Hermandad Internacional de Trabajadores de la Electricidad, el Sindicato Unido de Techadores, Impermeabilizantes y Afines, así como sindicatos de maestros.
Rodrigo Flores, representante de la Hermandad Internacional de Trabajadores de la Electricidad (IBEW), quien trabaja en una planta hidroeléctrica y cuyo padre fue campesino, recordó a la multitud que “todos somos trabajadores, no es justo atacar a los inmigrantes que realizan los trabajos más duros».
La Asociación de Enfermeras de California, de 184 mil afiliadas, tuvo como oradora a Sandy Redding, quien labora en Bakersfield: «Nuestras enfermeras protegerán a nuestros pacientes. Si eres agente de inmigración o policía, no te interpongas entre la enfermera y su paciente”, advirtió.
Las voceros del sindicato United Domestic Workers, resultado de los esfuerzos organizativos de UFW por agrupar a trabajadoras del hogar o a cargo del cuidado infantil, confirmaron que sus afiliadas viven con miedo a las redadas que está organizando la ICE, pues algunas de las personas detenidas “desaparecen en los centros de detención” y que “nadie debería ser ilegal en esta tierra que fue robada a los pueblos indígenas. El miedo no nos quebrará; lucharemos por los derechos humanos».
Un contingente de Justicia para los Conserjes también participó en la protesta. Su líder Teresa Barrios aclaró a la multitud que “venimos por dignidad y respeto, no solo por supervivencia. Debemos unirnos y marchar hombro con hombro para defendernos mutuamente en las batallas contra grandes empresas como Google, que recientemente nos ofrecieron un aumento salarial insultante de $0.25 por hora”.
Gloria Arrieta, del Centro de Trabajadores Filipinos, explicó a Friedman la importancia de apoyar a los trabajadores agrícolas filipinos; y Susan García, extrabajadora agrícola migrante, afirmó que a pesar del tiempo “siempre los he apoyado, dondequiera que estén, estoy con ellos».
El discurso de Teresa Romero, presidenta nacional de la UFW, cerró la jornada. Habló de las históricas batallas de los trabajadores agrícolas de la ciudad de Delano por la sindicalización, donde hubo activistas golpeados y asesinados por defender sus derechos: «Todos aquí deben mostrar la valentía de solidarizarse con todos los trabajadores, sin importar dónde trabajen o de dónde vengan. También hemos presentado múltiples demandas contra la patrulla fronteriza de EE. UU. para detener el acoso a los empleados agrícolas en el centro de California y continuaremos movilizándonos, marchando y manteniéndonos unidos hasta la victoria».
Entre la multitud se encontraban activistas el Comité Manos Fuera de Cuba de Los Ángeles (LAHOC), del grupo Construyendo Relaciones con los Trabajadores Cubanos, y del sindicato miembro de LAHOC, Roofers Local 36; quienes distribuyeron mil 500 volantes bilingües en los que exigen el fin del bloqueo estadounidense a la mayor de Las Antillas e invitaban a los manifestantes a visitar Cuba a propósito de las celebraciones que cada año organiza el país por el Día Internacional de los Trabajadores (Primero de Mayo).