La transmisión en vivo del terror y la muerte de manera sistemática induce una especie de anestesia colectiva que permite a las personas seguir con sus vidas como si la tragedia no fuera real. Esa es la explicación que algunos expertos ofrecen al drama aterrador que vive hoy la humanidad frente a los palestinos que permanecen en Gaza, la mitad de ellos niños.

“Esta vez es peor porque la gente ya está exhausta. Son personas cuya salud mental ya estaba degradada, y muchos están al borde de la hambruna”, declaró este fin de semana Sam Rose, subdirector de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) que permanece en Gaza y Cisjordania a pesar de también haber sido blanco del operativo militar israelí.
Rose advirtió que, si el alto el fuego no regresa, “habrá aún más pérdidas de vidas, de infraestructuras y mayor riesgo de enfermedades infecciosas y trauma entre los dos millones de civiles que viven en Gaza, incluido un millón de niños”.
Pero el gobierno de Benjamín Netanyahu es sordo a esas alertas. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron el pasado 19 de marzo nuevas operaciones terrestres en el sur y el centro de la Franja de Gaza con el objetivo de ampliar la “zona de contención”. Los bombardeos han dejado casi un millar de muertos, entre los que resulta significativa la cantidad de menores de edad.
El comunicado oficial de las FDI explicó que militares israelíes ocuparon el corredor Netzarim, que parte en dos el enclave palestino en su parte central, mientras que otro grupo se desplegó en la zona sur, “listo para futuras acciones”.
El ministro de Defensa, Israel Katz, ordenó evacuaciones de lo que ellos consideran “zonas de combate”, que en realidad es prácticamente toda la Franja. Advirtió que la población civil “pagará el precio» de las acciones de Hamás si el grupo no entrega los casi 60 rehenes que aún retienen.
“Si no son liberados y no se expulsa a Hamás de Gaza, Israel actuará con una fuerza inédita”, añadió Katz, quien recordó que ese es también el mensaje del mandatario estadounidense Donald Trump. Si cumplen con eso, “habrá otras opciones, como irse a otras partes del mundo que os quieran”, insistió.
La negativa de Hamás solo aumentará la pérdida de territorios, los cuales “serán anexionados a Israel», dijo en otro comunicado.
¿Por qué reiniciar la guerra?
El alto al fuego entre Israel y Hamas duró apenas dos meses. Si bien no fue absoluto, permitió la liberación de unos 2 mil prisioneros palestinos, así como el regreso a casa de algo más de un centenar de rehenes israelíes de los 251 que estaban en manos de la organización militar palestina desde el pasado 7 de octubre del 2023.
Además, propició la entrada de cierto nivel de ayuda humanitaria a la población civil en Gaza y el retorno de una parte de los desplazados que ahora han vuelto a quedar sin lugar seguro.
A pesar de las supuestas alegaciones de Israel, los directivos de Hamás dan fe de haber respetado los términos originales del acuerdo; mientras su contraparte lo incumple pues nunca retiró a los militares israelíes de Gaza ni el alto al fuego fue definitivo como habían pactado.
“No hemos cerrado la puerta a la negociación”, dicen los de Hamás. Sus enemigos, en cambio, festejan el reinicio de las acciones militares: “Es el paso correcto, moral, ético y más justificado”, dijo Itamar Ben Gvir, quien retomó el mando del Ministerio de Seguridad Nacional al cual había renunciado en enero tras confirmarse que las negociaciones entre Israel y Hamás conducirían a un alto al fuego.
En esa oportunidad, Ben Gvir, líder del partido de extrema derecha Otzma Yehudit, hasta entonces en alianza con la formación política Likud, de Netanyahu, rompió la coalición de Gobierno, dejándolo aún más vulnerable de lo que ya estaba. Ahora celebra la reanudación de las operaciones militares en la Franja de Gaza y felicita al primer ministro por haber comenzado “intensos combates”.
“Netanyahu reanudó los combates por consideraciones políticas”, ha dicho el analista Barak Ravid, del sitio Walla, a la cadena noticiosa estadounidense CNN; mientras Amos Harel, analista militar de Ha’aretz, afirma que “el objetivo principal de renovar la guerra se cumplió: Ben Gvir volvió al Gobierno y garantizará su estabilidad”.
Varias fuerzas políticas y grupos israelíes están contra la guerra. Fuentes de prensa estimaron en más de 80 mil los manifestantes que en días pasados tomaron las calles de Tel Avid para reclamar un enfoque más pacífico al conflicto y recordar que “la guerra no traerá de vuelta a los rehenes, los matará”.