El secretario de Estado de Estados Unidos (EE.UU.) Marco Rubio, luego de la bronca poco diplomática del 28 de febrero en la Casa Blanca entre los presidentes Donald Trump de EE.UU. y Vladimir Zelenski de Ucrania, ha pretendido dar a entender que Moscú no ha hecho intentos por lograr la paz, y que es su país el interesado en negociar el fin de la guerra.

Sólo recordar que el 12 de febrero se cumplió el décimo aniversario de la firma de los acuerdos de Minsk II, disposiciones que Kiev violó. Su puesta en marcha pudo haber constituido una solución pacífica del conflicto y el posible reintegro del Donbass a Ucrania, preservando la identidad de sus residentes.
Los firmantes eran representantes de las Repúblicas Populares del Donbass (Donetsk y Lugansk), Ucrania y Rusia. Supervisados por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSDE), el pacto tuvo como mediadores a Alemania y Francia, y fue aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Las primeras negociaciones por lograr la paz concluyeron con la rúbrica del Minsk I, el 5 de septiembre de 2014. Entre los aspectos que recogía el documento estaba el alto al fuego, el otorgamiento de un estatus especial para los territorios beligerantes, la organización de elecciones locales, programas de reconstrucción y ayuda humanitaria.
El conflicto armado interno en el sureste de Ucrania, fue provocado por el golpe de Estado en Kiev de 2014 promovido por Washington; luego vino el incumplimiento de los acuerdos de Minsk, y los bombardeos contra civiles con saldo de unos 14 mil muertos en las aún no reconocidas por Rusia Repúblicas del Donbass que conllevaron a la Operación Militar Especial, pero desde el mismo 2014 la población se había sublevado contra el gobierno de Kiev.
Las Repúblicas de Donetsk y de Lugansk se dirigieron a Rusia en febrero del 2022 pidiendo ser reconocidas por el gigante euroasiático que las acogió por un acuerdo de amistad y asistencia mutua, en conformidad con la carta de la ONU.
Rusia no ha violado principios del derecho internacional como pretende hacer creer la prensa antirrusa, tampoco con las acciones militares cuyo objetivo es defender a la población y la infraestructura civil como escuelas, hospitales o viviendas, no es Moscú el que agrede y elimina a ciudadanos indefensos.
Estados Unidos no pudo vencer a Rusia; ahora persigue lograr una solución al conflicto armado por intereses económicos, chantajea a Kiev pretendiendo que le transfiera la mitad de las reservas de tierras raras, quiere controlar la mayoría de los recursos fósiles incluidos petróleo y gas.
Del mismo modo le hace otras exigencias como que le otorgue la inmunidad a Washington ante posibles demandas de Kiev, que serían dilucidadas según las leyes de Nueva York. El país norteamericano rompe el orden internacional a pesar de ser un miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Antes del mencionado altercado de febrero, Trump esperaba la visita de Zelenski a Washington para firmar el acuerdo sobre las importantes tierras y de esa forma recuperar el dinero invertido que cifró en 500 mil millones de dólares, a lo que el mandatario ucraniano le respondió que no reconocía ese abultado monto por ayuda militar y que no devolvería nada.
Las relaciones se tensaron, aunque la idea inicial del traspaso fue de Zelenski, quien la había presentado desde el 2024 como una forma de asegurar el apoyo estadounidense a Kiev en la guerra. Según Trump, la firma del acuerdo respaldaría la seguridad de Ucrania; y agregó que intentaría recuperar territorios para devolvérselos, lo que resultó sospechoso tratándose de Estados Unidos.
Por tanto, el Kremlin no tardó en aclarar que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, así como las provincias de Zaporozhie y Jersón son parte integrante de la Federación de Rusia pues se incorporaron a Rusia después de celebrar consultas que Kiev no reconoció. La propuesta actual de paz de Moscú contempla el reconocimiento de esas áreas, también a Crimea y Sebastopol como sujetos de Rusia.
La propuesta de paz, también tiene en cuenta que Kiev retire sus tropas del Donbass y de las provincias mencionadas, asimismo, que garantice la neutralidad, la no alineación, la desnuclearización, la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania.
Occidente sistemáticamente ha tratado de engañar a Rusia, incluso en cuanto a que la OTAN no se ampliaría hacia el este, como ha precisado el presidente Vladimir Putin. La posible adhesión de Ucrania a la Organización, representaría una amenaza para la seguridad nacional rusa al constituirse una estructura militar que lógicamente apuntaría contra el país euroasiático, aunque la alianza militar ha estado presente.
Este 11 de marzo, en la ciudad de Yeda, en Arabia Saudita, se celebraron conversaciones entre representantes de los gobiernos estadounidense y ucraniano con el fin de restablecer las dañadas relaciones. Ucrania aceptó la propuesta de un alto al fuego temporal con Rusia; EE.UU. dijo estar listo para levantar la pausa relacionada con el intercambio de inteligencia, reanudar la asistencia de seguridad a Ucrania y concertar el acuerdo de los recursos minerales.
Países miembros de la OTAN como Reino Unido y Francia tratan de establecer una misión de mantenimiento de paz en Ucrania, pese a que desde 2015 allí hay militares extranjeros como ha denunciado el Kremlin.
El mismo día de la reunión en la ciudad saudita, Kiev lanzó contra una región de la ciudad de Moscú un ataque con vehículos aéreos no tripulados que dejaron tres muertos y 18 heridos, otro hecho que muestra su poco deseo por llegar a un acuerdo de paz según se lo indica la Casa Blanca.