En el currículo laboral de Odelmis Méndez Polanco, como en el de muchas mujeres cubanas que han aprovechado oportunidades, hay evidencias de su empoderamiento desde la ciencia y la innovación, prácticas que ha convertido desde muy joven en la razón de su existencia y hoy le proporcionan gran regocijo.

Su obra la ha diseñado y materializado en Bartle, un poblado urbano perteneciente a la ciudad de Las Tunas, donde ha vivido siempre y ha trabajado incansablemente proponiendo y defendiendo proyectos que, una vez materializados, resultan beneficiosos en las aspiraciones de aumentar y diversificar ofertas venciendo los serios obstáculos de estos tiempos.
“Lo he logrado con el apoyo incondicional de mis compañeros”, dice y exalta el quehacer de los 55 trabajadores de la fábrica de Vinos Bartle, unidad empresarial de base (UEB) que lidera hace ya casi tres años con resultados altamente valorados por la dirección de la Empresa Bebidas y Refrescos Las Tunas (Ember) a la que está adscripta.
Primero los trabajadores…
La conozco hace tiempo. Le propongo contar su historia y me dice enfática: “No hables de mí, habla de los trabajadores”, y solo accede a relatar parte de su vida y de sus sueños después de enaltecer los valores compartidos por los hombres y mujeres que bajo su certera guía hacen, como ella misma, de la ciencia y la innovación la brújula que los orienta.
Con su ejemplo personal, Odelmis ha fundado un grupo cohesionado, muy capaz y con mucho sentido de pertenencia. “No hay fluctuación de la plantilla”, lo dice para distinguir la victoria frente a una amenaza real que actualmente impacta a muchos centros laborales, en los que faltan fuerzas calificadas para asumir puestos claves, porque los bajos ingresos y las desatenciones atentan contra la estabilidad laboral.
Odelmis explica cómo lo ha logrado, aunque los salarios no son tan lucrativos: “Ellos se sienten motivados. Hemos construido una gran familia sobre las bases de buenas relaciones humanas, amistad, seriedad, responsabilidad, brindándoles espacios a su participación y con mucho humanismo, que se expresa en la esmerada atención a sus problemas, sus inquietudes, porque son los protagonistas del hecho productivo”.
Después de la academia…
Eso no lo aprendió en la academia, la vida real fue su otra escuela, y graduada de técnico de nivel medio en Química Industrial en el politécnico Mario Herrero Toscano, de la ciudad de Nuevita en la provincia de Camagüey, en el 1991 entra por las amplias puertas de la fábrica, su primer y único centro laboral.
Da sus primeros pasos como química encargada del control de la calidad en el laboratorio, responsabilidad que asume durante casi una década. En el 2000 pasa a tecnóloga y estuvo 22 almanaques ejerciendo en ese puesto clave en una planta de este tipo.
Es designada directora en el 2022, “un cargo al que nunca aspiré”, pero sin proponérselo su desempeño cotidiano iba labrando el camino para el merecido ascenso. “Entonces, la fábrica era una UEB de la Empresa de Bebidas y Refrescos Camagüey”, recuerda.
“En el 2007 me gradúo en la Universidad de Las Tunas en la carrera de Ingeniería Agrónoma, aunque lo que realmente me atraía y deseaba era la Industrial”, pero pudo más el amor de madre, “tenía una niña pequeña y no podía viajar a las universidades de Holguín o Camagüey en las cuales la impartían”.
Un escenario ideal…
Aunque no descuida ningún detalle de sus nuevas actuales obligaciones, no puede estar lejos del laboratorio convertido en una extensión de su reino, donde combina sus saberes sobre ciencias industriales y agronómicas.
“Siempre me ha gustado ser partícipe de todo y he estado al frente de ese equipo, integrado por muy buenos especialistas, tanto en materias química como tecnológica que son garantías del progreso y me apoyan mucho con sus innovadoras ideas”.
Dice que en el laboratorio se siente como “pez en el agua” y las formulaciones de nuevos rones y vinos tienen en su composición una parte de sus sueños, de su sapiencia y de su afán investigativo, ese “bichito” que la saca de la oficina administrativa, “no por desconfianza”, advierte, y la lleva hasta el pequeño recinto, en el que las grandes ideas encuentran herramientas para seguir creciendo y brotar.
Lleva la innovación en la sangre y no cesa en su afán de superación. Se hizo Maestra Ronera, un título acuñado en 2007 por la prestigiosa Universidad Central de Las Villas, Martha Abreu, y que coronó después de vencer varios cursos sobre esta especialidad.
No termina la pasión…
En los 34 años de trabajo Odelmis ha actuado en un escenario colmado de adversidades que no han mellado su espíritu creativo, de incesantes búsquedas de alternativas y sigue haciéndolo con las mismas energías de los primeros tiempos.
Y con sus experiencias avala la certeza de que: “La Industria Alimentaria puede hacer más en medios de las carencias de recursos, insumos… y tenemos que responder a los reclamos de la economía del país y de la población”. Ella y su colectivo lo están demostrando todos los días.
Por eso, a pesar de su responsabilidad actual, no ha dejado de mirar, entrar y hacer en el laboratorio escudriñando oportunidades con su perspicaz mirada, y Odelmis sigue creciendo como profesional y cuadro, y como persona admirada y querida por sus compañeros de labor, lo que le proporciona sosiego y le abre las puertas a nuevos horizontes para que el sector y su unidad sigan aportando al desarrollo.
Conoce al dedillo las tecnologías de rones que incluyen los procesos de añejamiento, fabricación…; y, sigue pensando en la necesidad del aprendizaje constante, “quisiera hacerme máster en ron. Estoy dispuesta a estudiar a esta edad”, dice como si fuera tan vieja y como si su espíritu creativo, sus energías y su entusiasmo no develaran que su capacidad y sus facultades se burlan del calendario. Así la ven sus subordinados, quienes honran sus virtudes con el esfuerzo perenne.
Odelmis tiene motivaciones que la impulsan, “siempre, cuando salgo de la casa y llego a la fábrica, siento nuevas emociones. Todos los días me emociono más y de esos impulsos nacen nuevas ideas”, reitera y se despide con la sonrisa franca, sincera que la ha caracterizado siempre y denota su humildad y sencillez.
Acerca del autor
Licenciado en Periodismo (Universidad de Oriente, 1986), máster en Ciencias de la Comunicación (Facultad de Comunicación Universidad de La Habana, 2010). Inició como colaborador (1999) y desde el 2008 es corresponsal de Las Tunas. Profesor adjunto de la Universidad de Las Tunas con categoría de asistente. Cumplió misión en la República de Haití (2000) y en la República Bolivariana de Venezuela (2018-2021). Es colaborar del Periódico 26 y de la emisora provincial Radio Victoria.