“Las personas son indisciplinadas”, me decía una vecina, su reclamo lo argumentaba por algunas apreciadas, que atentan contra la estética, el buen gusto y el esfuerzo de muchos porque prevalezca un ambiente de paz para el disfrute del pueblo, pues la seguridad ciudadana es una de las grandes conquistas de la Revolución, y es preciso que la sociedad entera luche por asegurarla y defenderla.

Si queremos una Patria cada vez más humana y más justa, no podemos dar el más mínimo espacio a la indisciplina, las ilegalidades y el vandalismo; es preciso entonces, reforzar acciones conjuntas que preserven y cultiven valores, ejemplifiquen la actuación ciudadana y fortalezcan la moral colectiva como escudos para enfrentar tales males sociales.
En la actualidad, me decía ella, existen las armas legales, la fuerza de la conciencia, la moral y la unidad de una sociedad dispuesta a alcanzar los más altos niveles de justicia, participación social y cultura.
Nadie puede sentirse fuera de esta batalla, es un combate de todos, así reflexionábamos ambas, además de ser punta de diana, en cada espacio donde por estos días se intercambió como parte del proceso previo a la Conferencia 22 Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba.

En estos intercambios se hizo un llamado al trabajo preventivo, encaminado a elevar la conciencia colectiva ante las indisciplinas e ilegalidades, teniendo en la familia uno de los factores principales en la lucha cotidiana por los valores.
No debemos permitir, subrayó la vecina, que prevalezca en un barrio la grosería, y para ello hay tres elementos esenciales que permitirán vencer en esta lucha: la escuela, la familia y la comunidad.
Recalcó que unidos, como celosos vigilantes de esta hermosa conquista revolucionaria, seguiremos adelante en el fortalecimiento del quehacer de las instituciones dedicadas a la educación y prevención social.
No debemos olvidar que las indisciplinas sociales conducen al delito, es necesario prevenir antes que lamentarse, pues detrás de ellas hubo un pobre trabajo educativo o tal vez no se analizaron las causas y condiciones que generan la ocurrencia de estos actos.
Es hora de elevar la combatividad y la vigilancia revolucionaria en cada barrio e involucrar a todos los factores en la búsqueda de alternativas para fomentar la educación formal, eliminar actitudes negativas y proteger los bienes de la sociedad.

Se impone, desde ya, sumarse en la elaboración de canteros en la propia comunidad, me sugería, a fin de involucrar a las personas sin vínculo laboral y de estudio, para así ir fomentando en ellos ese valor por el trabajo, como cada día decenas de hombres y mujeres hacen por el bien de Cuba.