La edición número 40 del Festival Internacional Jazz Plaza que acaba de concluir, puede considerarse una victoria para la música, la amistad e interrelación de muchos artistas de todas partes que cultivan el género y una muestra del respeto y la preferencia que nuestro público (y el de otros lares) tributa a ese complejo musical nacido en Estados Unidos pero desde hace tiempo patrimonio de la humanidad.
Fueron siete días intensos, con varios conciertos diarios en otras tantas sedes no sólo capitalinas sino también en Santa Clara y Santiago de Cuba, un evento teórico y una programación cinematográfica con filmes sobre el tema en salas habaneras, las cuales acogieron también presentaciones en vivo.
Sobre ese rubro albergo cierta reserva: me parece excelente la adición del cine a la fiesta musical, pero no tanto el programar también allí conciertos al término de aquellos.
Resulta que no son pocas las sedes que convocan a los melómanos con atractivos programas diariamente, y el hecho de agregar otras diluye un tanto la asistencia de público, pues generalmente los horarios coincidían y se hacía imposible asistir a todo, en detrimento entonces de algunas de esas agrupaciones programadas en los cines que, mereciendo mejor suerte respecto a la asistencia, resultaron perjudicados y sus respectivas actuaciones carecieron del alcance que debieron tener.
Así por ejemplo, ocurrió nada menos que con el Septeto Santiaguero (Chaplin) o la Sinfónica de Boston (Yara).
Por demás, la Habana y las otras provincias subsedes vibraron con músicos de valía, experiencia y probado talento. Por el patio contamos con el fundador Bobby Carcassès, Frank Fernández, Roberto Fonseca (director musical del evento), la familia López-Nussa, el Coro Nacional de Cuba, Isaac Delgado, Haila y Maikel Dinza (en sentido homenaje a la Sonora Matancera en su centenario), Rolando Luna con la Sinfónica Nacional, Dayramir González , los grupos Mezcla y Síntesis, la Orquesta Aragón, los Muñequitos de Matanzas, los hermanos Fabio y Diego Abreu, el Quinteto Espirales, Estrellas del Buena Vista , Real Project… entre otros muchos instrumentistas, cantantes, bailarines.
Invitados de otros países que nos honraron con su presencia y brillantes desempeños fueron: el grupo Elipsis -integrado por un mexicano, un estadounidense y un cubano-, Cecilia Krull (España), Hyo Jeon Lee (cultora del Kpop surcoreano), el proyecto Múnich-Havana ( con músicos de Alemania y Cuba), el acordeonista del sur brasileño Renato Borghetti, su coterraneo Fabio Tórres, el también pianista francés Jacky Terrason , Maité Hontelet (trompetista neerlandesa), el inglés Jon Cleary, la cantautora y pianista de Azerbaián Amina Figarova y los norteamericanos Nachito Herrera ( piano), Michael League ( bajo), Arturo O’ Farril (director de la Afro Latin Jazz Orchestra), el saxofonista Ted Nash y muchos otros instrumentistas que colaboraron con varias agrupaciones foráneas y locales.
A muchos de estos músicos, sobre todo nuestros vinculados por mucho tiempo a las ediciones del Jazz Plaza se les otorgó el sello 40 aniversario del evento.
En fin, fueron días de » fiesta (in)nombrable» que sí tuvo uno: música, el cual admitiría adjetivos tales exquisita y singular, como la que se agrupa bajo ese frondoso árbol que es el jazz, y que en Cuba tiene sin dudas toda una patria, como esta edición del Festival volvió a demostrar.