Por: Patricio Montesinos, especial para Trabajadores
Lejos de conseguir con sus continuas amenazas y su actuar beligerante amedrentar a la comunidad internacional, el repitente jefe del régimen de Washington, Donald Trump, está nutriendo las alianzas en contra de EE.UU.
Pocas horas antes de su toma de posesión como nuevo inquilino de la Casa Blanca, los presidente de Rusia, Vladimir Putin, y de Irán, Masoud Pezeshkian, suscribieron una asociación estratégica en Moscú, dejando bien claro que el mundo hoy es multipolar.
Previo a la asunción al poder de Trump, el 20 de enero pasado, Putin y su homólogo de China, Xi Jinping, ratificaron en una video-conferencia la estrecha relación que existe entre ambas superpotencias, la cual puede ser descrita como mejor que nunca antes.
De otro lado, la postura intimidatoria y violadora de los Derechos Humanos contra los migrantes asumida por el mandatario estadounidense, eneró un frente unido entre los gobiernos de México, Brasil y Colombia, que con firmeza respondieron a Washington.
Los jefes de Estado brasileño, Lula Da Silva; colombiano, Gustavo Petro; y mexicano, Claudia Sheinbaum, cerraron filas frente a las deportaciones de ciudadanos de sus respectivos países en condiciones vergonzosas.
Por su parte, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, anunció que podría valorar la posibilidad de sacar las bases militares que el Pentágono mantiene en esa nación centroamericana, en respuesta a las expulsiones deplorables de sus compatriotas.
Analistas consideran que la agresividad sin precedentes de la Casa Blanca contra el mundo es un verdadero boomerang para EE.UU., porque estimula las alianzas internacionales.
Un ejemplo de ello es el conocido Grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) que actualmente integran además otros cinco países como miembros, y nueve como asociados de todos los continentes.
La tendencia de ese bloque es a ampliarse y fortalecerse con nuevos ingresos, fundamentalmente del Sur global, que buscan protegerse de la conducta imperial de Trump.
Los expertos consideran que los BRICS son en estos momentos la pieza estratégica más potente que pone en jaque el modelo unipolar, occidentalista y expansionista, encabezado por EE.UU.
Concuerdan, asimismo, que esa cada vez más pujante agrupación, es un bloque geopolítico y económico con un PIB superior al G7 (las siete economías más poderosas del planeta tierra), que lidera la desdolarización global de la economía, tambalea el poder del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), y exige en voz alta la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU.
De similar modo, auguran que la Casa Blanca tendrá que recoger cordel porque de lo contrario su influencia y poderío terminarán por desaparecer.