Cambio climático afecta escolarización de menores de edad

Cambio climático afecta escolarización de menores de edad

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Al menos 242 millones de niños, niñas y adolescentes de 85 países vieron interrumpida su escolarización en el 2024 debido a fenómenos climáticos extremos como olas de calor, ciclones tropicales, tormentas, inundaciones y sequías, afectaciones que han agravado la crisis de aprendizaje ya existente a nivel global por otros factores.

 

“El futuro de los niños y niñas debe estar en primera línea de todos los planes y acciones relacionados con el clima”, demanda el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Foto: Tomada de Escola de Salut

 

Tan lamentable escenario es revelado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en un nuevo informe, el cual fue divulgado el pasado viernes en ocasión de conmemorarse cada 24 de enero el Día Mundial de la Educación, proclamado por la ONU en el año 2018 con el fin de resaltar la acción y el efecto de educar como un derecho humano y bien público de responsabilidad colectiva.

La Directora Ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, nos explica al respecto: «Los niños y niñas son más vulnerables a los efectos de las crisis meteorológicas, como olas de calor, tormentas, sequías e inundaciones más fuertes y frecuentes. Sus cuerpos son especialmente vulnerables. Se calientan más rápido, sudan de forma menos eficiente y se enfrían más lentamente que los adultos.»

El informe, titulado “Aprendizaje interrumpido: instantánea mundial de las interrupciones escolares relacionadas con el clima en 2024”, analiza por primera vez los riesgos climáticos que provocaron el cierre de escuelas o la interrupción significativa de los horarios escolares, así como su consiguiente impacto en los estudiantes desde la etapa preescolar hasta el segundo ciclo de secundaria.

Este documento muestra que casi el 74 % de los estudiantes afectados el año pasado se encontraban en países de renta baja y media-baja; pero ninguna región se libró, pues en Italia las lluvias torrenciales e inundaciones interrumpieron la escolarización de más de 900 mil alumnos, mientras en España la DANA impidió las clases presenciales de al menos 13 mil niños y niñas en el mes de octubre.

La región más afectada fue Asia meridional, donde 128 millones de estudiantes sufrieron el año pasado interrupciones escolares relacionadas con el clima; similares causas afectaron la escolarización de 50 millones de estudiantes en Asia oriental y el Pacífico.

Temperaturas de 47 grados centígrados fueron alcanzadas en mayo en algunas zonas del sur de Asia, con el consiguiente riesgo para los niños y niñas de sufrir golpes de calor.

El principal peligro climático que causó el cierre de escuelas a nivel global el pasado año fueron las olas de calor, con más de 118 millones de alumnos afectados solo en abril. También en abril Bangladesh y Filipinas sufrieron cierres generalizados de escuelas, mientras que Camboya redujo la jornada escolar en dos horas.

Amenazas climáticas múltiples afectaron a algunos países, como Afganistán, que sufrió olas de calor y también graves inundaciones repentinas que destruyeron o dañaron más de 110 escuelas en mayo, interrumpiendo la educación de miles de estudiantes.

Los más frecuentes trastornos climáticos se produjeron en septiembre, coincidiendo con el inicio del curso escolar en muchas partes del mundo. Al menos 16 países suspendieron las clases en este momento académico crítico debido a fenómenos meteorológicos extremos.

Las perturbaciones climáticas pueden dañar las infraestructuras y el material escolar, obstaculizar las rutas a las escuelas, provocar condiciones de aprendizaje inseguras y, lo más lamentable, afectar la concentración, la memoria y la salud mental y física de los estudiantes.

 

Unicef ha advertido que, según previsiones científicas, las crisis climáticas se generalizarán entre 2050 y 2059, con ocho veces más niñas y niños expuestos a olas de calor extremas y tres veces más expuestos a inundaciones fluviales extremas, en comparación con la primera década del presente siglo. Foto: Tomada de Humanium

 

En contextos frágiles, el cierre prolongado de las escuelas reduce las posibilidades de que los estudiantes vuelvan a las aulas y los expone a un mayor riesgo de matrimonio infantil y trabajo infantil. Las niñas suelen verse afectadas de forma desproporcionada, ya que se enfrentan a mayores riesgos de abandono escolar y violencia de género durante y después de las catástrofes.

En su informe, Unicef se refiere también a diversas insuficiencias existentes en el sistema educacional a nivel mundial, las cuales llevan tiempo creando una crisis de aprendizaje que es exacerbada por los riesgos de origen climático.

Al tiempo que desarrolla acciones propias para proteger a la infancia del creciente impacto del cambio climático, la agencia de la ONU destaca como elemento clave que los líderes mundiales y el sector privado actúen urgentemente en la misma dirección, sugiriendo la rápida aplicación de las siguientes medidas fundamentales:

-Garantizar que los planes nacionales sobre el clima, además de contemplar compromisos de reducción de emisiones adecuados para evitar los peores efectos del cambio climático, también refuercen los servicios sociales críticos para la infancia, como la educación.

-Invertir en instalaciones educativas resistentes a las catástrofes y adaptadas a las condiciones climáticas.

-Acelerar la financiación para mejorar la resiliencia a las consecuencias del cambio climático en el sector educativo.

-Integrar explícitamente la educación sobre el cambio climático y los compromisos según necesiten los niños y niñas en todos los ámbitos.

“El futuro de los niños y niñas debe estar en primera línea de todos los planes y acciones relacionados con el clima”, asevera Unicef.

(Con información de páginas web de Unicef)

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