
Pinar del Río.— Felicia Ramos Martínez tiene 69 años y es delgada y locuaz. Oriunda de Puerta de Golpe, Consolación del Sur, se mudó hace 42 años, junto al esposo y dos hijos, al reparto nuevo de La Conchita.
La proximidad a la fábrica insignia de la industria conservera le permitió comenzar a trabajar de forma estable, porque hasta ese momento se contrataba temporalmente en la zafra tabacalera.
Raíces
“No tenía círculo infantil para los niños, estaba en el turno nocturno, ganábamos muy poco, ocho años empujé una carretilla cargada con latas de cinco galones, tengo mis manos llenas de callos, hice y hago de todo.
“Todavía es, y cuando me dicen Fela hace falta esto o aquello, ahí estoy, si es una movilización pues soy la primera en poner mi patica flaca en el camión, más ahora que hay gente joven, con ganas. Aquí la dirección, el sindicato y el Partido somos uno”.
Le pregunto si no teme que al defender a los jefes la acusen de guataquería y me asegura que son buenos. “Las cosas han cambiado mucho; me asignaron un televisor, casi me quedaba sin salario, me descontaban 100 pesos, pasé demasiado trabajo, cuando terminé de pagarlo, empecé a ahorrar, ¿tú sabes cuánto guardo hoy?2 000.
“Somos como una familia; hace unos días había una niña en el pediátrico, necesitaba sangre, se llenaron dos guagüitas con gente para donar, eso es lo más grande, salvar vidas. Sé que en algún momento me tengo que jubilar, pero esta es mi segunda casa y me siento bien, ayudando a los jóvenes, me dicen madrina, siempre les digo que hay que estudiar”.
Sin frenos
Katia Pérez Morejón, directora adjunta de la Empresa de Conserva de Vegetales La Conchita, considera el logro más significativo “no pararnos”. Aquellas pausas por falta de materia prima son cosas del pasado, gracias al encadenamiento con otras entidades del Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal) y nuevos actores económicos.
Incursionan en producciones alternativas, envasan laurel molido, canela en rama, comino, elaboran siropes, a la par que desarrollan una labor de rescate de los surtidos tradicionales, solo queda pendiente el enlatado de frijoles.
Aunque refiere como el mayor problema el déficit de combustible para el funcionamiento de la fábrica, destaca que la respuesta de los 363 trabajadores para mitigar el impacto de las interrupciones eléctricas, es insuperable.
Horario irregular
En el Convenio Colectivo de Trabajo se estableció horario irregular, señala Aracelys Ajete Hernández, secretaria general del buró sindical. Los turnos empiezan a las dos, tres o cuatro de la madrugada, a cualquier hora del día, en dependencia del informe que sobre las afectaciones entrega la Empresa Eléctrica a los directivos del centro.
Garantizan la recogida de los trabajadores, la alimentación se ajusta a las necesidades y asegura que no hay inconformidades: “Recibimos el beneficio en los salarios”.
La sede
Para Katia Guerra Rivera, secretaria provincial del Sindicato de los Trabajadores de la Industria Alimentaria y la Pesca, actitudes como esta son las que les hicieron merecedores de la sede nacional de las actividades por el día del trabajador del sector, el 25 de enero. Destaca que todas las entidades subordinadas a la Osde Agroalimentaria crecieron con respecto al año anterior, aun cuando no se satisfacen las demandas de la población.
Son hombres y mujeres empeñados en multiplicar panes y peces, sin milagros, con abnegación diaria.
Acerca del autor
Licenciada en Periodismo (1995 Universidad de Oriente). Trabajó como periodista en Tele Cristal (Holguín) hasta marzo del 2003, directora y guionista de televisión.
Periodista del semanario Guerrillero (Pinar del Río) desde mayo del 2003 hasta la actualidad, corresponsal del semanario Trabajadores en esa provincia desde septiembre del 2020.
Creadora audiovisual y cinematográfica independiente.