En Tomás Aldo Batista Palomino se concreta el perenne anhelo de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) de que las secciones sindicales y las administraciones caminen juntas, en una dirección que les permita a los colectivos dar frutos socioeconómicos y a la vez retroalimentarse de sus esfuerzos.

Por eso, ser electo como delegado directo al 22 Congreso de la CTC no responde solamente a su excelente trabajo de dirección por cerca de 10 años en la UEB Propaganda y Eventos Holguín que, como asegura, es la retaguardia del trabajo político en la provincia y la vanguardia productiva del Comité Provincial del Partido.
Sucede que Aldo, como todos le llaman y quien representará a los afiliados del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Cultura, es una especie de “director sindical” o un “sindicalista administrativo”, en el que sus trabajadores ven a mucho más que a un jefe; ven a un amigo preocupado y dispuesto a escuchar lo que aqueja a su tropa y hacer que de ella emerjan las soluciones, por medio de la unidad.
Con su manera directa y sencilla de hablar afirma: “Realmente no hay una tarea que se desarrolle en nuestra UEB en estos momentos que no sea colegiada, que no tenga una participación amplia de todos los factores y una aprobación colectiva”.
De ahí, explica, vienen los resultados económicos de los últimos cinco años, cuando en el 2020 el centro dejó de ser presupuestado e inició una nueva gestión empresarial. “Yo les explicaba a mis trabajadores que en el primer año los ingresos fueron de 10 millones de pesos, subimos a 17 millones en el 2022, a 20,2 en el 2023 y cerramos el 2024 con 23,7 millones, que se lograron, reitero, con la participación activa del colectivo”.
Esa eficiencia, que le ha permitido a la UEB pagar por resultados, a destajo, e incluso por alto desempeño, si bien mantiene a la tropa unida y descollante, no es la única responsable de que la UEB holguinera tenga un representante directo a la magna cita sindical. Definitivamente, Aldo piensa desde el sindicato. Es de los que cree que para impulsar cualquier institución se requiere un “encadenamiento político en el colectivo desde todos los puntos de vista”.
Y cuando lo dice, aclara que eso incluye desde una reunión administrativa ágil hasta la organización del menú del comedor obrero, sin pasar por alto la preocupación por el trabajador enfermo y por su familia, y la compañía perenne con los jubilados.