Ya he apuntado que en cada uno de los paisajes urbanos del destacado fotógrafo Izuky Pérez Hernández (Banes, Holguín,12 de Septiembre de1982) existe una historia que contar (social, cultural…), en tanto transmite verdades y realidades que no solo resaltan universos constructivos (inmuebles o conjuntos de estos, plazas, monumentos, avenidas…), sino además las huellas del paso del hombre por la ciudad; cuya presencia física en ocasiones se encuentra delante del lente de la cámara; para quedar atrapada azarosamente en la idea articulada por el artista con fines estéticos y creativos.
De tal modo, las imágenes apresadas por él devienen detallada documentación del espacio arquitectónico en el que confluyen, amén de sus intereses estéticos, elementos relativos a las bellas artes y el retrato, así como —en mayor escala— la fotografía arquitectónica y la callejera (Street Photography), respectivamente; para concluir en una «poética» del paisaje que caracteriza su quehacer, tanto en este género como en el desnudo artístico. Sus obras constituyen instantes inmortalizados de la realidad que le rodea, en los que descuellan los colores y hasta los olores de la vetusta capital.
Izuky registra disimiles zonas de La Habana, particularmente aquellas donde la urbe es más ecléctica y en las que hay vestigios de la etapa colonial rica en construcciones con fuerte herencia española. Sus panorámicas y medio planos constituyen valiosos testimonios de diferentes espacios citadinos, suerte de documentación arquitectónica en la que sobresale su estilo personal y artístico. En sus imágenes, asimismo, se observa la interacción del hombre, para concluir en creaciones en las que asimismo converge el devenir existencial las bellas artes.
Cuando disfrutamos de una de sus obra, tomadas en su andar por la urbe, trasciende a nuestra imaginación el bullicio de los carros y la apretada vida en los viejos y decadentes edificios en cuyas paredes se encierran historias de alegría y dolor. A veces seductora o misteriosa, percibimos la ciudad como un extraordinario monumento a la belleza y a la existencia de los moradores que también dejan sus hullas en las fachadas de los edificios, a través de sugerentes pinturas o grafitis.
En tal sentido afirma: “Soy un apasionado de la fotografía de arquitectura de mi país”, y asegura, además, que le “encanta fotografiar la vida cotidiana en la ciudad. Desde las personas que caminan por la calle hasta los vendedores ambulantes y los músicos callejeros, cada aspecto de la vida en La Habana es una fuente de inspiración para mí. La Habana es una ciudad que nunca duerme, y esto se refleja en sus paisajes urbanos. Desde el amanecer hasta el anochecer, hay un sinfín de oportunidades para capturar la esencia de la ciudad. Me encanta fotografiar la ciudad desde diferentes perspectivas, ya sea desde un balcón con vistas a la calle o desde el Malecón con vistas al mar”.
Cámara en mano, Izuky emprende su labor en plena armonía con la ciudad que le proporciona la “materia prima”, en tanto le trasmite un impulso creativo que le proporciona disimiles emociones profesionales y artísticas que hacen volar su imaginación para concluir imágenes que en el espectador incitan al deleite y la reflexión que irradian desde los distintos elementos arquitectónicos (edificios, calles, parques…), los sujetos (personas, autos, carteles, murales, bicicletas…) y el ambiente social (las gentes y su interacción colectiva). De tal manera, cuando escudriñamos sus fotografías urbanas, vemos la urbe de otra manera, desde sus disimiles ángulos y perspectivas, como si disfrutáramos de una película en la que se develan situaciones ocultas ante los ojos y que, sin embargo, se nos presentan todos los días en nuestro entorno.
En las imágenes de este creador sobresalen los ángulos (generalmente a su altura) seleccionados con el fin de resaltar las perspectivas y los diferentes significados atribuidos a cada composición, en tanto determinan, en gran medida, sus valores artísticos; efecto en el que este prolifero artista tiene en cuenta otros elementos técnicos como el encuadre, el diafragma, la velocidad y la profundidad de campo para destacar los detalles que más le interesan.
Sus paisajes urbanos devienen metáforas con disimiles interpretaciones. Los colores, acentuados por él mediante el uso de programas digitales como Adobe Lightroom y Adobe Photoshop, respectivamente, están muy en correspondencia con las emociones personales de este emprendedor fotógrafo banense graduado de Técnico Medio en Electricidad Industrial, con una sólida formación prácticamente autodidacta que le ha posibilitado establecer un bien definido lenguaje visual y narrativo, gracias al dominio exacto de los diferentes componentes de sus trabajos, entre estos la composición, el color, la luz, la textura y el enfoque, que contribuyen conjuntamente a la creación de fotografías evocadoras y convincentes; ejercicio en el que hay que destacar el uso de los filtros, sobre todo el polarizador, para realzar el cielo y darle más dramatismo a la escena; así como otros recursos que les permiten disminuir la intensidad de las luces o aportarle textura orgánica.
Los paisajes urbanos de Izuky trasmiten sensación de equilibrio y armonía, cualidad en la que asimismo influye el empleo de trucos visuales que posibilitan mejorar la composición fotográfica, como los marcos, es decir ubicar “un marco dentro de un marco”; lo cual equivale a utilizar algún objeto dentro de la misma escena para “enmarcar” a su sujeto principal. Esta técnica, de la que este artífice ha dado muestras de dominio y aprovechamiento en beneficio del acabado total de sus obras, le permite crear un segundo marco dentro de la imagen, logrando así llamar la atención del espectador hacia determinada zona de la fotografía; amén de conseguir profundidad o capas que contrarrestan posibles efectos de monotonía en el mensaje que desea trasmitir, además de crear cierto aire de intriga en torno a la composición lo cual motiva al observador a escudriñarla con mayor interés.
Esos procederes técnicos, una vez tomadas sus fotos, son realizados por el maestro en su amplio y equipado Izuky Studio, ubicado en la céntrica calle Infanta, número 1066, entre Benjumeda y Desagüe, en Centro Habana.
Este artista ha obtenido, entre otros, los siguientes premios: en Canadá: Concurso Premios Photoshoot, Premio en la categoría Desnudo (2014); Finalista de Plata en la categoría Desnudo Académico (2016); Finalista de Bronce, categoría Conceptual-Localización (2017); y Finalista de Plata, categoría Danza (2020); y en Rusia en el 6º Concurso Anual Internacional de Fotografía, el octavo premio de 35 conferidos en 2023; evento en el que en su edición anterior obtuvo premio en la categoría Retrato Emocional.
Asimismo, ha participado en numerosas muestras colectivas de fotografía en importantes galerías cubanas y de Venezuela; aunque ya es hora de que organice una gran exposición retrospectiva de su obra.
Sus creaciones pueden disfrutarse en su página web