Hablar de ciencia es imaginarnos a Fidel aquel 15 de enero del 60’ cuando afirmó: “El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia”.
A partir de entonces el nacimiento de hombres y mujeres cubanos dedicados a la ciencia, aportando en descubrimientos, adelantos científicos y sobreponiéndose a limitaciones materiales, económicas y financieras a favor del desarrollo nacional, evidencian la afirmación anterior.
En Cuba este potencial científico-tecnológico es abrazado con orgullo por su importancia en el desarrollo del país, el empleo de conocimientos y las iniciativas para la búsqueda de soluciones a problemas acuciantes.
Científicos con doble insularidad
El Municipio Especial Isla de la Juventud también tiene sus granos de arena en ese avance; decenas de manos de diferentes sectores se integran para hacer de esta zona geográfica un paraje de referencia en encadenamientos productivos, sostenibilidad, formación de capacidades, desarrollo de la industria local; identidad y sentido de pertinencia; turismo local y servicios y desarrollo socioculturales.
La Isla, como bien lo ha expresado el Presidente de la República Miguel Díaz Canel Bermúdez, debe ser espejo de desarrollo territorial, razón por la cual el MSc. Roelis Castillo Mestre, director del Centro de Estudio de Desarrollo Local e Innovación de la Universidad Jesús Montané Oropesa de la Isla de la Juventud, nos da su apreciación acerca de cuánto puede aportar esta fuerza al territorio.
“Aquí hay potencialidades para el desarrollo, existen tierras ociosas, estructura hidráulica y reservas hídricas, además, recursos naturales, minerales y geólicos mineros; somos fuerte en varias ramas del aprendizaje. En el caso del aprendizaje, en algunas especialidades la fuerza de trabajo calificada no está en correspondencia con la estructura productiva del territorio.
“Tal es el caso del ingeniero hidráulico, el logístico de procesos, el especialista en minerales, arquitectos, entre otras vitales para el despegue de sectores afines con esas carreras”, prosigue.
“A partir de la formación de capacidades en las diferentes modalidades de estudio, continúa, en la Universidad, tanto en la formación de pre grado y posgrado, se forman más de 300 profesionales, cuyos trabajos de culminación de estudios están encaminados al progreso de la Isla, para lo cual hemos ido encadenando ideas con instituciones y elaborando y gestionando proyectos.
“Esta fuerza cuenta con herramientas para generar investigaciones en áreas del conocimiento que contribuyan a buscar soluciones de problemáticas del territorio, las cuales, de hacer partícipes a los decisores de las políticas, contribuirán a un mejor panorama, a partir del vínculo de la ciencia y la innovación a la producción de alimentos para la soberanía alimentaria y la educación nutricional, sobre la base de sistemas alimentarios locales.
“Pero no solo lo anterior nos encauzará el camino del método científico, resulta esencial beber de otras investigaciones de la Universidad, hoy archivadas y con aristas novedosas, si queremos resolver las problemáticas identificadas en las ramas alimenticias, máxime si tenemos en cuenta que son unos de los surtidos que
más importa al país actualmente, muchos de los cuales se pueden producir en Cuba, lo que nos dotaría de más recursos y soberanía alimentaria.
“Es significativo reconocer el despertar en la producción de alimentos y en la integración a la hora de elaborar los programas de la Estrategia de Desarrollo Municipal.
“Aunque se deben establecer sistemas de trabajo donde se aproveche más el aporte científico pinero; también implementar resultados de investigaciones con éxitos en las condiciones pinera, sin dejar de sistematizar buenas prácticas que se tienen en el territorio”, finaliza el profesor.
A pesar de estas luces quedan tuercas por ajustar en el entramado vínculo o conexión entre la agricultura y la ciencia e innovación, en busca de producciones abundantes y de calidad en cualquiera de las formas productivas actuales, estatal y no estatal y ante el reto de los efectos del cambio climático, disponibilidad de agua y recursos
naturales, cuidado del suelo y la situación demográfica de nuestro país, entre otros.
También es necesario incorporar temáticas en las agendas como competitividad, modelo de desarrollo sustentable e incluyente, políticas de innovación gestión del financiamiento, inversiones, infraestructura, formación constante del capital humano, fortalecimiento de la capacitación, comunicación, articulación y conexión de los diferentes actores en función de mejores prácticas productivas.
A ello se suma, además, otros tópicos que ayudarán a cerrar ciclo de lo producido, con su consiguiente valor agregado, hablo de inocuidad de lo importado y exportado, desde la semilla, la siembra, hasta el mercado, para ganar en calidad y repercusión en el mercado donde la correlación precio, oferta y demanda se mueve constantemente.
El Dc. Fidel Vera Bueno, al frente de la delegación territorial de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, apunta que es evidente la voluntad de las autoridades de la Isla para integrar saberes que tributen al desarrollo social y en específico, al alimenticio, como catalizador ante las elevadas derogaciones realizadas por el estado por concepto de importación de materias primas y alimentos. Por lo que sugiere sumar más ciencia para ver a Cuba crecer.