Este 25 de noviembre en el Municipio Especial Isla de la Juventud se resaltó la trascendencia actual del pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro, en el octavo aniversario de su paso a la inmortalidad.
La jornada de homenaje tuvo varias actividades, entre ellas: Por las huellas de Fidel, organizada por la Dirección de Patrimonio, en la cual se sumó el pueblo pinero, encabezado por la máxima dirección de aquí.
La compacta masa marchó, desde el simbólico kilómetro Cero frente al Museo Municipal, por la calle 37 de Nueva Gerona, y hasta el parque 15 de Mayo que fue el destino final, se desarrolló la ruta, con paradas ante cada sitio que guarda la huella de Fidel y los Moncadistas en esta ínsula.
Ese recorrido simula lo sucedido después del mediodía del domingo 15 de mayo de 1955, cuando se abrieron las puertas del Presidio Modelo de la entonces Isla de Pinos para dar paso a los primeros moncadistas liberados. Concluía así una larga batalla de meses librada por el pueblo contra la tiranía batistiana para que esta excarcelara a los participantes de las acciones del 26 de julio de 1953.
La multitud se detuvo este lunes frente al Cine Caribe para disfrutar de la presentación del colectivo danzario de estudiantes de la EVA Leonardo Luberta Noy, además en su tránsito apreciaron a varios artistas y estudiantes de artes visuales que, en el portal del edificio del Fondo Cubano de Bienes Culturales, quienes graficaban la imagen de Fidel.
Más homenajes
En otros espacios del territorio profesionales también debatieron acerca del legado del líder revolucionario, el cual está más vivo que nunca.
Deportivas, congregados frente al Museo del Deporte, recordaron que la escalada ideológica desatada contra el triunfo de la Revolución Cubana con el fin de calumniarla tuvo entre sus blancos principales al Comandante en Jefe. Asimismo, ahondaron sobre el pensamiento de Fidel sobrel mito del culto a la personalidad, el cual Fidel Castro rechazó cualquier manifestación de ese tipo durante toda su vida. Fidel, fiel a la ética martiana de que ‘toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz’.
En cada centro donde hubo matutino especial hoy se exaltó que»Fidel es un antes y un después en la historia de los pueblos. Fidel es el grito de libertad de todos los pueblos. Fidel es una figura que pertenece a la historia universal. Nació en Cuba, luchó en Cuba, fue gobernante de Cuba, pero nos pertenece a todos. Fidel es un legado a la humanidad».
Asimismo se destacó la necesidad de estudiar la vida, obras, y pensamiento del Comandante ya que sus ideas son parte del patrimonio de la humanidad entera, por su comportamiento humilde, optimismo, solidaridad, sencillez, coherencia con nuestras ideas, valiente, crítico de lo mal hecho y capaz de darle solución a los problemas.
Otro momento de interés de Por las huellas de Fidel ocurrió frente a la sede del Comité Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas, donde el Licenciado Guillermo Maquintoche, especialista de Patrimonio, hizo la reseña del lugar donde otrora estuviera ubicado el Juzgado, en el que Fidel y los Moncadistas se personaban para rubricar con sus firmas.
Como posterior destino arribaron a la librería Frank País sitio emblemático de la cultura pinera que da cobija a múltiples ejemplares relacionados con la historia, la figura de Fidel y de los próceres de la independencia y la Revolución cubana.
Al llegar al último destino, este lunes, se evocó a Fidel y los más jóvenes recibieron las enseñanzas en el hoy el parque 15 de Mayo, que otrora fuera el lugar donde estaba enclavado el hotel Isla de Pinos, donde Fidel ofreció aquella conferencia de prensa junto a Jesús Montané, aquel luminoso 15 de mayo de 1955 en que se abrieron las rejas del Presidio hacia la libertad y declaró que la lucha continuaría hasta la victoria final.
Aquel 15 de mayo de 1955, protagonizado hoy en homenaje al Líder Histórico de la Revolución, casi media hora después de la salida de Presidio Modelo, Fidel, Raúl, Almeida, Armando Mestre y otros compañeros, maletas en mano, saludaban a la multitud que les esperaba a la salida de la cárcel.
Los artemiseños Ramiro Valdés, José Ponce y Julito Díaz González venían en el tercer grupo. Cuentan que el hijo de Montané burló el cerco de los guardias, lo que fue aprovechado por las heroínas del Moncada, Melba Hernández y Haydée Santamaría y el resto de los congregados para abrazar a los combatientes. Todos juntos se dirigieron a Nueva Gerona.
Almeida y sus familiares aceptaron la invitación de Francisca Eduviges Herrera, en el barrio de Sierra Caballos, quien les ofreció su casa. Ciro Redondo y otros asaltantes se trasladaron a la finca El Abra para rendir homenaje a Martí.
Fidel y varios revolucionarios se dirigieron al café Nuevo Virginia y luego hacia la casa de Montané, quien era oriundo de la capital del territorio. En el hotel Isla de Pinos, horas más tarde, el líder de los moncadistas ofreció una conferencia de prensa, en la que reiteró su decisión de continuar la lucha contra el régimen.
En el muelle donde estaba atracado el barco donde partirían hacia Batabanó, los excarcelados entonaron el Himno del 26 de Julio. Zarparon cerca de las 10 de la noche. Durante el trayecto marítimo y luego, en tren a La Habana, el líder de la Revolución consultó con varios de sus compañeros qué nombre adoptaría la organización con la que llevaría a cabo su estrategia revolucionaria y propuso que la denominación definitiva debía someterse a la aprobación de todos los combatientes.
Centenares de personas aguardaban a los recién liberados en la terminal de ferrocarriles de La Habana. Cerca de las ocho de la mañana entró el tren de Batabanó. El periodista Enrique de la Osa relataría después: “Todavía estaba en marcha el tren cuando fue prácticamente asaltado. A Fidel Castro lo sacaron por la ventanilla y lo pasearon en hombros. Un grupo de madres que habían perdido a sus hijos en los sucesos de Santiago de Cuba, desplegaron una bandera cubana y rompieron a cantar el Himno Nacional. Cientos de voces las acompañaron”.
Dentro de la multitud estaba la dirección revolucionaria de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), encabezada por José Antonio Echeverría, quien ostentaba un yeso en el brazo izquierdo, evidencia de su último enfrentamiento con la policía. La FEU andaba organizando un homenaje a los presos recién excarcelados y le extendió una invitación a Fidel, quien por supuesto aceptó, para que asumiera el resumen del acto.
El Jefe de los moncadistas era asediado en plena terminal por la prensa. “¿Piensa quedarse en Cuba?”, le preguntó un reportero. “Sí, pienso quedarme en Cuba, luchando a visera descubierta. Combatiendo al gobierno, señalando sus errores, denunciando sus lacras, desenmascarando gangsters, porristas y ladrones”.
Aunque estaba consciente de que en la Cuba de entonces no había otro camino que el del 68 y el del 95, Fidel comprendía la necesidad de convencer aún al pueblo de que no existía posibilidad de otra opción. “Los cubanos amamos la paz pero más amamos la libertad”, puntualizaría ante los reporteros.