Convivimos con entes perversos. El más viejo y cruel de todos es el bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.
Sus allegadas, alias distorsiones profundas, perseveran en el escenario laboral y en el entorno social, pese a la crisis energética, el cambio climático, los huracanes y demás sujetos desenfrenados.
Otros notables como el apagón y el déficit de combustibles, entorpecen la apremiante misión de reimpulsar la economía nacional y aliviar la situación familiar.
Una de esas distorsiones habita en mi comunidad. Ante la abrupta desconexión del Sistema Eléctrico Nacional este 6 de noviembre, debido al huracán Rafael, el grupo electrógeno cercano a mi casa no se activó por falta de una batería lo que obstaculizó el servicio de agua durante más de 30 horas, en el barrio conocido por La Yuca.
Quizás este parezca pequeño ante problemas grandes, tales como el incumplimiento de 73 indicadores físicos del plan económico de enero a la fecha, buena parte vinculados a la producción de alimentos en Ciego de Ávila, donde el impago a los campesinos asciende a 9 millones 200 mil pesos. La deuda superaba los 211 millones meses atrás.
Sin regionalismos, tomo evidencias también del municipio de Ciro Redondo, mi terruño, por su impacto en la economía local y nacional. Por cierto, el central de igual nombre —el más moderno de Cuba—, será la única industria avileña activa en la venidera zafra azucarera.
Esa puede ser una buena nueva que se añora. La zafra, por su corta duración, no solo dependerá de la eficiencia integral, sino del compromiso supremo con el pueblo, testigo de la frustración de cuatro contiendas al hilo, una de las causas por la cual se distribuyen, desde julio pasado, solo dos libras de azúcar crudo mensuales per cápita por la canasta básica familiar normada.
La empresa agroindustrial azucarera Ciro Redondo planificó más de 42 millones de pesos de utilidades y ha contabilizado hasta la fecha 17 millones de pesos de pérdidas económicas. Además de los sinsabores del dulce grano, no se cumplen los planes de los derivados de la caña de azúcar.
Le ha fallado a la entidad la bioeléctrica aledaña, su corazón energético, que junto con la siembra de caña solo al 24 %, en la provincia avileña son de las distorsiones perseverantes por enfrentar con más rigor.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.
Que bueno que existan periodistas que exaltan los éxitos, los aciertos de planes; pero no dejan de tabular distorsiones perseverantes en el tiempo. Si fuéramos consecuentes convencidos nadie tendría la justificación para inflarnos con los primeros. En cambio sentiría vergüenza de repetir errores señalados a pesar de los «planazos» reiterados de una jornada en otra; de un año en otro; sentiría vergüenza de no haber aprendido nada, en especial no haber aprendido ha crear reservas suficientes ante épocas milenarias de contratiempos naturales y y ante centenarios años de convivir en proyectos soberanos en vecindad con el imperio que por su naturaleza con céntrica necesita expandir su poderio económico, e influencia política allí donde persiste la debilidad.
Gracias.