Durante los últimos 5 años los flujos fluviales en nuestro planeta han sido muy inferiores a los normales, llegando incluso el pasado 2023 a ser el año más seco para los ríos de todo el mundo en más de tres decenios.
Como es de presumir, la entrada de agua a los embalses ha seguido una similar tendencia, dando lugar a una situación en la que se reduce la cantidad del líquido disponible para los ecosistemas, la agricultura y las comunidades -tanto para el consumo directo de la población como para el empleo por esta en actividades diversas-, todo lo cual ejerce una mayor presión sobre el abastecimiento mundial de ese vital elemento.
También, durante los últimos cinco decenios, los glaciares han sufrido la mayor pérdida de masa registrada hasta la fecha, y fue el pasado 2023 el segundo año consecutivo en el que todas las regiones del mundo que cuentan con glaciares experimentaron pérdidas de hielo.
Tan alarmante situación se encuentra expuesta en el nuevo informe “Estado de los Recursos Hídricos Mundiales”, coordinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y basado en las aportaciones de decenas de servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales y de otras organizaciones y expertos, publicado este mes por ese organismo especializado de la Organización de Naciones Unidas.
Sobre lo anteriormente expuesto, debemos apuntar aquí que ONU-Agua, otra entidad de Naciones Unidas, ha señalado que actualmente 3 mil 600 millones de personas carecen de suficiente acceso al agua, por lo menos, durante un mes al año, una cifra que previsiblemente aumentará hasta superar los 5 mil millones de aquí al año 2050. Esto cuestiona que pueda alcanzarse el Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 6 aprobado por la ONU, que persigue garantizar para todos en el año 2030 la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento.
De regreso al citado documento “Estado de los Recursos Hídricos Mundiales”, divulgado ahora por tercer año consecutivo, es de señalar que contiene amplia información actualizada sobre el preocupante tema de los recursos hídricos en nuestro planeta, pues ofrece nueva información sobre los volúmenes de los lagos y los embalses, datos sobre la humedad del suelo y más detalles sobre los glaciares y el equivalente en agua de la nieve.
El informe recuerda que 2023 fue el año más cálido del que se tiene constancia, y en consecuencia, las elevadas temperaturas y la sequía generalizada contribuyeron a prolongar las sequías. No obstante, se precisa que también se produjeron numerosas crecidas a nivel mundial, que en algunos casos fueron catastróficas, como las graves inundaciones que causaron más de 11 mil muertos en Libia.
Este contraste se explica debido a que el aumento de temperaturas de la atmósfera hace que esta acumule mayor humedad, lo que conduce generalmente a más lluvias torrenciales; pero al mismo tiempo la evaporación del agua es más rápida, lo cual conlleva al agravamiento de las sequías.
Asimismo, los autores de esta investigación señalan que el cambio climático inducido por el hombre y condiciones climáticas naturales -la transición de La Niña a El Niño a mediados del 2023-, también influyeron en la ocurrencia de los fenómenos hidrológicos extremos.
«Los recursos hídricos son un indicador de peligro del cambio climático”, declaró Celeste Saulo, Secretaria General de la OMM; y agregó: “Recibimos llamadas de socorro en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas que se cobran numerosas vidas y perjudican gravemente a los ecosistemas y las economías. La fusión de la nieve y los glaciares pone en jaque la seguridad hídrica a largo plazo de muchos millones de personas”; y lamentó que “sin embargo, no estamos adoptando las medidas urgentes necesarias».
La funcionaria señaló que a raíz del aumento de las temperaturas el ciclo hidrológico se ha acelerado y se ha vuelto más irregular e impredecible, enfrentándonos a problemas crecientes de exceso o escasez de agua.
“Y, a pesar de todo ello, es muy poco lo que se sabe sobre el verdadero estado de los recursos mundiales de agua dulce. No podemos gestionar lo que no medimos”, añadió Saulo; y proclamó la máxima dirigente de la OMM:
“Este informe pretende contribuir a mejorar el monitoreo, el intercambio de datos, la colaboración transfronteriza y las evaluaciones. Es una necesidad urgente”.
(Con información de página oficial de la OMM y Noticias ONU)