Mi barrio gozaba casi de absoluta tranquilidad. Ahora en cualquier momento prenden fuego a la basura, el humo anda como Pedro sin permiso por casa ajena, vierten escombros en los huecos de las calles, ponen música a todo volumen…
Aunque en medio de tantos líos, el concierto rompe el silencio de la noche y le hace menos molesta la espera al que se desespera por el retorno de la luz en tiempo de apagón.
Otra situación en la vecindad es el cotidiano aviso del delegado nombrado Bárbaro, quien no comete barbaridades, sino anuncia en alta voz que trajeron el pan, hay boniato en la placita, la leche llegará más tarde…; ¿los precios?, esa es otra historia.
La gente enfrenta los avatares de la vida, pero se le escapa de las manos un malhechor colado en la vecindad. El delito está tan envalentonado, como confiado, porque nadie puede tomar la justicia con sus manos. Tampoco conviene cruzarse de brazos porque la tranquilidad ciudadana corre peligro.
Uno tiene que dormir con un ojo cerrado y el otro de guardia. A varios de mis vecinos les robaron la motorina, las herramientas de trabajo, la balita de gas licuado, la bicicleta del más pequeño de la casa y hasta la carne del refrigerador.
No es ficción, son hechos reales, como también es cierto que la actividad delictiva se ha disparado en organismos y entidades estatales. Un informe recientemente analizado por sindicalistas de Ciego de Ávila refleja que el robo con fuerza, la sustracción en sentido general y el hurto y sacrificio de ganado mayor representan el 86.6 % de la totalidad de los casos.
La afectación económica superior a los 5 millones de pesos no es lo más alarmante. Resulta preocupante el descuido en las medidas de prevención. El aludido documento argumenta acerca de la apropiación indebida, el desvío de recursos, las violaciones de precios, la actividad económica ilícita y la corrupción, entre otras causas por fallas del sistema de vigilancia y protección, la insuficiente guardia obrera y la indolencia de algunos funcionarios y cuadros de dirección.
Las mayores incidencias se concentran en sectores tan sensibles en la prestación de servicios, tales como el comercio, la educación, la salud y el transporte, debido a deficiencias en el control interno, según la valoración de la Contraloría General de la República de Cuba.
Evidentemente, mi barrio no solo está intranquilo.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.