La República Popular China (RPCh) tiene mil 400 millones de habitantes y su producción aumentó cerca de un 3 000 % en las últimas décadas. Se le reconoce como “líder mundial de facto” en tecnología nuclear y ha construido más de 25 mil kilómetros de líneas ferroviarias de alta velocidad, más que todo el resto del mundo junto. Es también el primer exportador mundial de automóviles y se ha consolidado como el mayor productor en varios rubros agropecuarios.
Estos son apenas algunos de los éxitos de la RPCh en las últimas décadas, pero no siempre fueron así.
Estado que nace y crece
En 1 de octubre de 1949, tras una guerra civil que duró casi 20 años, los comunistas liderados por Mao Zedong, proclamaron el surgimiento de la República Popular de China ante un multitudinario acto efectuado en la plaza de Tiananmén, Pekín.
El naciente Estado tenía entonces una estructura predominantemente rural, poco industrializada y pobre. El Parido Comunista de China (PCCh) llegó al poder decidido a transformar esa realidad. En el 1949 encabezó la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y de ella emergió una directiva conocida como Programa Común, que definía el desarrollo económico del país como la mayor prioridad.
En 1953 introdujeron la idea soviética de los planes quinquenales de desarrollo. En ese momento casi el 90 % de la población vivía en la pobreza.
En 1978 el Líder Supremo Deng Xiaoping anunció la apertura de la economía china al exterior y reformas económicas que se ajustaban a lo que definió como “socialismo con características chinas». Para entonces la tasa de pobreza se había reducido al 40 por ciento. A raíz de los cambios estructurales, el sector privado creció notablemente, y su aporte llegó a representar casi el 70 % del pib de China en el 2005.
En general, entre el 1978 y el 2010, la economía creció al ritmo de 9,5 % anual. En el 2018, el Banco Mundial ubicaba la tasa de pobreza en 0,1 % para China, mientras que para el resto del planeta era de 9,7 por ciento.
Hoy el gigante asiático, como otras pujantes economías, tiene la tecnología como motor impulsor del desarrollo, incluida la inteligencia artificial, con el universo de ventajas que ofrece, y la industria de los semiconductores avanzados, soportes ambos de esa transición hacia un desarrollo de “alta calidad” de que han hablado los lideres chinos.
Comunidad de futuro compartido
El actual secretario general del Partido Comunista de China y presidente de la República, Xi Jinping, ha impulsado iniciativas que explican un anhelo expresado por él en el 2015: “No podemos cambiar la historia, pero sí podemos construir el futuro”.
Los aciertos en materia económica del Gobierno de Xi Jinping, así como su campaña contra la corrupción, y el haber gestado una política exterior asertiva, ha estrechado los lazos de China con el resto del mundo y les ha permitido festejar con regocijo el aniversario 75 de la fundación del Estado.
La visión y el enfoque de esa política exterior se basa en el concepto de “comunidad de futuro compartido”, definida por Ruvislei González Saez, investigador y profesor titular Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), como “un nuevo tipo de globalización sobre la base de las ventajas compartidas”, para lo cual propone un tipo de relaciones internacionales donde participan todos los Estados, sin distinción de tamaño.
La construcción de esa “comunidad” se vale de 4 iniciativas: 1) de la Franja y la Ruta de la Seda, 2) de Desarrollo Global, 3) de Seguridad Global, y 4) Civilizatoria Global. Tales propuestas defienden la responsabilidad y el compromiso de todos los países del mundo con la edificación de un futuro más hermoso, de desarrollo y prosperidad, de paz y tranquilidad, así como de imparcialidad y justicia.
Esta postura ha sido consensuada por China con varios países y organizaciones, entre ellas Cuba (2022), Vietnam (2023), Tayikistán, África y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Proceso histórico irreversible
El embajador chino en Cuba Hua Xin ofreció una conferencia de prensa a propósito del aniversario 75º de la fundación de la República Popular China donde aseguró que su país “se mantendrá siempre firme en el lado correcto de la historia y en el lado del progreso de la civilización humana, enarbolará la bandera de la paz, el desarrollo, la cooperación y los beneficios mutuos, y se esforzará por promover la paz y la tranquilidad del mundo y el progreso común de la humanidad”.
El diplomático recordó que en los últimos 75 años China ha creado dos grandes milagros: “el rápido desarrollo económico y estabilidad social a largo plazo, y el gran rejuvenecimiento de la nación china, que ha entrado en un proceso histórico irreversible”.
Hua Xin enfatizó que “para promover la modernización china, es imprescindible persistir en el liderazgo del Partido Comunista de China; adherirnos al camino del socialismo con peculiaridades chinas; adherirnos al enfoque centrado en el pueblo; y adherirnos al camino del desarrollo pacífico.
Interrogado por Trabajadores acerca de la postura de su país respecto a la situación que se vive en el Medio Oriente, el diplomático declaró que China se opone a cualquier acción que refuerce la escalada de tensiones en la región y condena todo aquello que comprometa la vida de civiles.
Opinó que la extensión del conflicto al Líbano, Yemen, e Irán, entre otros territorios, es resultado de la agresión a la Franja de Gaza: “La salida es apoyar al pueblo palestino a crear un Estado independiente, con Jerusalén Oriental como capital. Solo así los árabes podrán recuperar sus derechos”, enfatizó.
“La situación que vive el pueblo palestino y árabe en general es consecuencia del orden internacional injusto, como también afercta a Cuba a través del bloqueo”, aseveró.
Inquebrantable amistad
El pasado 28 de septiembre se cumplieron 64 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Cuba. En el contexto de la celebración, el ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi, miembro del Buró Político del Comité Central del (PCCh) intervino en el debate general de la 79ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU).
En esa oportunidad, el Canciller chino instó, una vez más, al Gobierno de EE. UU. a levantar el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, a eliminar las sanciones y a excluirla de la supuesta lista de países patrocinadores del terrorismo.
Resaltó que, frente a esos actos unilaterales e intimidatorios, su nación apoya firmemente a los países que defienden sus legítimos derechos: “Las sanciones y la presión no traerán ventajas monopolísticas. Reprimir y contener a otros no resolverá los problemas internos. No se debe privar a los pueblos del derecho a una vida mejor”, afirmó.
Días antes, el 24 de septiembre, la delegación cubana ante el 57º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en representación de cerca de 80 países, anunció una declaración conjunta que reitera el respeto a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de todos los países y la no injerencia en los asuntos internos de países soberanos como normas básicas de las relaciones internacionales.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla, por su parte, comunicó el más firme rechazo de Cuba a las acciones imperialistas encaminadas a lesionar la integridad territorial y la soberanía de la nación asiática, así como el inquebrantable respaldo al principio de Una Sola China, coherente con lo decidido por la AGNU en su histórica resolución 2758, donde también quedó claro que el Gobierno de la República Popular China es el único y legítimo representante de su pueblo.
“Ayudar a Cuba es ayudar a China y viceversa” dijo Hua Xin, jefe de la misión diplomática de la nación asiática en La Habana, certeza que nace de ser países socialistas que comparten los mismos ideales: “Existe una base sólida porque Cuba fue el primer país de Latinoamérica en establecer relaciones con China y los máximos líderes de nuestros países otorgan gran importancia a estas relaciones”, explicó.
Como prueba del reforzamiento de los vínculos económicos bilaterales, el embajador recordó, por ejemplo, que en mayo del año 2024 se establecieron vuelos directos entre los dos países, mientras que Cuba anunció la exención de visas para ciudadanos chinos interesados en viajar a la nación caribeña. Tales acciones permiten avizorar el incremento de los turistas chinos en los principales destinos geográficos cubanos.