Un procedimiento rápido, dicen algunos. Otros se encuentran en una encrucijada cuando la tecnología no acompaña los hechos y deben volver a la manera tradicional. Lo cierto es que, aunque los pagos electrónicos constituyen una alternativa que pisa fuerte en la sociedad cubana, aún existe mucha tela por dónde cortar.
El empleo de pasarelas como Transfermóvil y Enzona facilita el pago de servicios básicos como la electricidad, la telefonía, el agua e, incluso, los alimentos. Un verdadero avance, cabe decir, pues garantiza una solución viable, eficaz, segura y de ahorro, en medio de la creciente crisis económica del país.
Si bien se observa un margen de adaptación, resulta necesario el análisis. Este texto nace de la necesidad de comprender el correcto funcionamiento de la bancarización, en la que no todos están inmersos y otros casi ni la entienden. Entonces, ¿cuál es la situación actual? ¿Por qué si es un proceso favorable persisten deficiencias? ¿Acaso no significa la solución en medio de la carencia de efectivo?
Una primera parte
“Se ha vuelto difícil conseguir efectivo, las largas colas en los cajeros son extenuantes y no siempre se pueden hacer. Lo mejor es venir aquí. Es práctico, relativamente económico y permite realizar la compra por pagos digitales. Por eso siempre compro mis productos del agro acá”.
Así explicó a Trabajadores Claudia Barroso, vecina del municipio de Boyeros, en La Habana, mientras realizaba su compra del día en el agromercado de Tulipán, atendido por el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), en Plaza de la Revolución. Allí, los puntos de venta, todos de trabajadores por cuenta propia (TCP), poseen el código QR para la transacción. Declarado como zona bancarizada, es uno de los lugares en la capital en los que pueden realizarse compras, mediante el pago en línea, con la certeza de recibir la bonificación.
Jorge de la Hoz Vidal, director del agromercado, declaró que el área posee unas 60 pesas agropecuarias, todas bancarizadas, las cuales semanalmente registran más de 500 operaciones y recaudan cerca de un millón de pesos en transferencias. “No obstante, aún tenemos deficiencias asociadas a la tecnología y la situación electroenergética, como los problemas con la conectividad y la demora del dinero al entrar a la cuenta”.
Uno de los TCP y jefe de tarima, Ariel Rodríguez Montero, explicó que es obligatorio realizar el pago en línea, aunque no se rechaza el efectivo. “Nosotros recibimos, recientemente, 42 operaciones, lo cual reportó más de 28 mil pesos en un día, cifras que son variables de acuerdo a la disposición del consumidor”.
La Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba (BCC) aprueba las normas sobre límites para los cobros y pagos en efectivo en moneda nacional, su depósito, extracción y tenencia. Por tanto, es la bancarización un proceso necesario que permite, tanto a las personas como a las empresas, incorporarse al sistema financiero, para acceder a los servicios bancarios y que no exista mucha dependencia de la moneda física, en aras de adquirir los bienes y servicios.
En entrevista con la televisión nacional, Alberto Quiñones Betancourt, vicepresidente del BCC, manifestó que “la bancarización no es de ahora, ya lleva un camino transitado que se remonta a 1997. Ella no niega el efectivo y apuesta, cada vez más, a los pagos digitales, donde existan las condiciones y la oportunidad para propiciarlo”.
Dicen que, a palabras necias, oídos sordos, y aunque muchos sí cumplen con lo establecido, otros disfrazan el pago en línea como transferencia y así no genera pérdidas. Y ahí está uno de los problemas: no es lo mismo pago en línea que transferencia. ¿Acaso se procede de la misma manera en ambas ocasiones?
Al respecto, Quiñones Betancourt señaló que la diferencia radica en que el pago en línea es una acción que realiza una persona donde entrega un dinero (en efectivo o digital) por la compra de un bien o servicio; mientras, la transferencia resulta un servicio bancario a través del que se transfiere un bien monetario de una persona a otra (natural o jurídica).
A los negocios en los que existe el servicio de pago en línea desde cualquiera de las plataformas, se les aplica una bonificación del 6 %, lo cual significa que el consumidor recibe su producto de servicio con ese descuento, sin afectación al comercio (todo eso lo asume el Banco como un costo financiero), agregó.
Usted como cliente decide el modelo de pago que desea efectuar. Es un hecho, si no se hubiera implementado la bancarización, pese a los problemas que enfrenta Cuba, la situación fuese peor, dada la demanda de efectivo y los nuevos actores económicos, concluyó.
La otra cara de la moneda
Con muestras evidentes de pesar se encontraba una joven, con su bebé de dos años, en una extensa cola de personas que buscaban sacar efectivo de uno de los dos cajeros automáticos en funcionamiento, en el Banco de Crédito y Comercio, ubicado en las calles General García y José Antonio Saco, de Bayamo, ciudad Monumento Nacional.
Dijo llamarse Yamila Toranzo Martínez y estar dispuesta a pasar el tiempo que fuera necesario para cumplir su objetivo.
“Vivo en una comunidad de Buey Arriba (municipio granmense a unos 35 kilómetros de la capital del territorio) y mi familia se dedica a la ganadería. A mi papá le pagan la producción contratada a una cuenta fiscal asociada a una tarjeta magnética y se nos hace difícil sacar dinero de esta forma. Por eso tengo que aprovechar cuando vengo a Bayamo, pues el tema del transporte también complica la cosa”, añadió con gesto de conformismo.
Experiencias de este tipo son comunes; pero no todos sus protagonistas adoptan igual posición. En la provincia de Granma urge la adopción de medidas para reducir el problema, si se tiene en cuenta que, de los 13 municipios que la integran, solo tres (Bayamo, Manzanillo y Media Luna) disponen de cajeros automáticos para retirar efectivo, por lo que es casi mínimo el porcentaje de los usuarios con tarjetas magnéticas que tiene acceso a esas facilidades; en tanto, el déficit de billetes de alta denominación en las instituciones bancarias constituye una problemática que predispone.
Rolando González Aguilar, delegado del Ministerio de las Comunicaciones en la provincia, señaló que, entre las disposiciones adoptadas, sobresale la de usar las pasarelas de pago en el sector estatal y no estatal.
“Poco a poco estamos cerrando el proceso, por áreas, para que los comercios de todo tipo ubicados en ellas comiencen a utilizar las operaciones en las plataformas digitales; es decir, vamos informando a las personas los lugares adonde pueden asistir con confianza, porque todas sus unidades tienen establecida la pasarela de pago. Un ejemplo de ello es el Paseo Bayamés”.
Según el funcionario, identificaron 39 perímetros, y es Bayamo, la capital, donde se ha trabajado con mayor prontitud. De igual modo, las deficiencias están unidas al tema de la conectividad, pues existen aproximadamente 26 zonas con menor cobertura para telefonía móvil; la negativa de algunos establecimientos a recibir pagos por esta vía, sobre todo en el sector privado donde, además, sobrevaloran el precio del producto o servicio si el cliente solicita pagar por el canal electrónico; así como la falta de control por parte de las autoridades correspondientes.
Y la solución, ¿en manos de quién?
La realidad del cubano, ese que ante la falta de efectivo en el país ha encontrado en las operaciones bancarias un respiro, no siempre es alentadora, pues persisten negocios que exigen el pago en efectivo. Conocer bien las bondades que ofrece la bancarización nos beneficia a todos.
Vivimos momentos en los que, al no tener un sistema cambiario funcional, existen grandes limitaciones. No obstante, infórmese bien y recuerde que no hay un límite de cantidad de dinero a utilizar. No permita que le exijan la manera de pago y menos el pago en línea, disfrazado de transferencia. Todos los billetes valen. Queda en manos del pueblo examinar y ver en la bancarización una alternativa en marcha, no una imposición.