El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla presentó este jueves 12 de septiembre una actualización del informe anual sobre el impacto del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra la nación caribeña, documento que deviene importante herramienta para reclamar el fin de la guerra económica de Washington contra la nación caribeña.
El informe, como cada año, será presentado ante la comunidad internacional y discutido los días 29 y 30 de octubre en el plenario de la Asamblea General de Naciones Unidas, organismo que el pasado martes inició su 79 período de sesiones.
Las consecuencias del bloqueo se evidencian en las carencias que enfrenta la población en muchas facetas de la vida diaria, explicó el Ministro, las cuales incluyen desde la generación eléctrica, hasta el acceso a alimentos y medicamentos, los servicios de transporte, entre otros.
En su alegato, el diplomático cubano sostuvo que el bloqueo es el sistema de medidas económicas coercitivas unilaterales más abarcador, completo y prolongado que se haya aplicado contra país alguno. Representa una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano; y el principal obstáculo al desarrollo del país.
La afectación entre marzo del 2023 y febrero del 2024 se estima en 5 056 millones 800 000 dólares millones dólares, lo que equivale a más de medio millón de dólares cada media hora. Los daños acumulados en seis décadas ascienden a más de 164 141 millones de millones de dólares.
El pib de Cuba en el 2023 hubiera crecido en un 8 % de no haber existido el bloqueo.
A modo de ejemplos, el Ministro refirió que el país requiere de unos 339 millones de dólares para asegurar el cuadro básico de medicamentos, tan deficitario hoy. Esa cifra representa 25 días de bloqueo.
La insulina para los diabétticos (12 millones de dólares) podría asegurarse con 21 horas de bloqueo. La falta de un adecuado mantenimiento en el Sistema Electroenergético Nacional es la causa principal de los apagones que se sufren, para financiar ese gasto se necesitarían unos 250 millones de dólares, lo que equivale a 18 días de bloqueo.
Los niños pequeños necesitan juguetes didácticos, comentó. Los círculos infantiles de toda Cuba podrían satisfacer esa demanda con 4,5 millones de dólares, cantidad que representa 8 horas del bloqueo.
Lo que hace singular nuestra economía en el contexto de las dificultades de todo orden que gravitan sobre los países del Sur, es la presencia opresiva y asfixiante del bloqueo de EE.UU., afirmó.
En el verano del 2019 comenzó la aplicación de las medidas impuestas por el gobierno de Donald Trump para presionar aún más a Cuba. Usaron como pretexto un supuesto ataque sonido que ha sido desmentido hasta por las propias agencias y políticos estadounidenses.
Si alguien tenía dudas del carácter genocida del bloqueo debió disiparlas con la política aplicada por EE.UU. durante la pandemia de la covid-19, cuando impidió que Cuba comprara ventiladores pulmonares a fabricantes de ese país y a sus subsidiarias en Europa.
Lo sorprendente es que esta pequeña isla, de economía subdesarrollada, haya podido construir una obra social reconocida a nivel internacional y que haya podido proteger a su población en los últimos cuatro años, en un contexto de crisis mundial y de pandemia.
Los agricultores estadounidenses consiguieron licencias para la venta de algunos productos que, por excepción, pueden llegar a Cuba. Pero el comercio, por su naturaleza, es bilateral y supone créditos y ciertas condiciones. Las ventas de alimentos de EE.UU. a Cuba son discriminatorias pues exigen pago por adelantado e imponen condiciones perjudiciales a la economía.
El informe demuestra el daño deliberado que inflinge el bloqueo a la familia cubana y existen otros efectos financieros letales, como consecuencia de la inclusión infame de Cuba en la lista de países que financian el terrorismo.
En mayo de este año se excluyó a Cuba de otra lista, la de países que no cooperan en la lucha contra el terrorismo. En esa ocasión el secretario de Estado Antony Blinquen dijo que habían cambiado las circunstancias, que el pretexto ya no existe.
¿Qué evita entonces que el actual presidente Joe Biden firme un papel y saque a Cuba de la lista de países que financian el terrorismo? Nada, lo podría hacer esta misma tarde. Lo insto a que lo haga, recalcó el Canciller.
Denunció además el efecto intimidatorio de medidas como la de retirar las visas para visitar EE.UU. a 300 mil europeos y de otros países por haber viajado a Cuba.
Al impacto de los más de 5 mil millones de dólares del bloqueo, se suman los efectos específicos de la política de guerra económica que afecta todos los sectores de la economía.
Mienten las autoridades de EE.UU. cuando dicen que quieren ayudar al pueblo cubano. Si fuera cierto, levantarían el bloqueo.
El anuncio en mayo de algunos cambios para beneficiar al sector privado en Cuba no se ha hecho realidad. Las medidas no se han aplicado porque el marco opresivo del bloqueo lo impiden. Los riesgos para los bancos estadounidenses son enormes y es ficticia su anhelo de fragmentar la estructura empresarial del país.
Este informe demuestra que la causa fundamental de las dificultades que sufren hoy las familias cubanas están en el bloqueo, enfatizó.
El Canciller agradeció la amplia solidaridad que Cuba recibe a nivel mundial en su lucha contra el bloqueo, de Gobiernos, organizaciones internacionales, grupos de cubanos residentes en el exterior, intelectuales, personalidades. Recientemente 123 países pidieron ante las Naciones Unidas el fin del bloqueo.
Rodríguez Parrilla adelantó que se espera que decenas de países y organizaciones internacionales se expresen ante el plenario de la Asamblea General de Naciones Unidas condenando el bloqueo y dejando aislado una vez más a EE.UU. en su política hostil.
Este será un mensaje poderoso, de orden moral, muy oportuno pues tendrá lugar unos días antes de las elecciones de EE.UU.
La votación, que como en ocasiones anteriores se espera sea casi unánime, será un llamado al presidente Biden para que modifique la política que heredó de su predecesor y que ha mantenido, de manera inexplicable, durante su mandato.
La aprobación de este documento ampara además el reclamo mayoritario de ciudadanos estadounidenses y cubanos residentes en EE.UU. de que el bloqueo debe ser levantado, insistió.