Cargando...El miércoles 4 de septiembre la Calle de Madera del Centro Histórico de La Habana volvió a llenarse de algarabía infantil. Eran los niños que este curso escolar estudiarán en las Aulas Museos habilitadas en los predios de la Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana (OHCH).
La meritoria experiencia de educación patrimonial se ha mantenido a lo largo de dos décadas y propicia que las escuelas de la comunidad vean a los museos y centros culturales como una extensión del proceso docente.
Aprender de Historia de Cuba en la Casita de la Calle Paula donde nació José Martí; conocer de los héroes de la independencia de América Latina en las casas Simón Bolívar; o estudiar ciencias naturales y operaciones matemáticas básicas en el inmueble donde estuvo el primer observatorio atmosférico de Cuba es una oportunidad que hoy se abre para cientos de niños.
“Este curso (2024-2025) se han vinculado 12 grupos escolares de 8 escuelas del municipio de La Habana Vieja a once de nuestras instituciones. Ellas son la Biblioteca Pública Provincial Rubén Martínez Villena, donde habrá dos aulas; la Casa de África; el antiguo Convento de Belén; la Vitrina de Valonia, la Casa Humboldt; la Casa de México, la Casa Simón Bolívar, la otrora iglesia de San Agustín; la Casa Natal José Martí, el centro A+ espacios adolescentes, y la Residencia Protegida Habana 620”, informó a Trabajadores Yanelys Encinosa Cabrera, especialista del departamento de Programas Culturales e Investigación de la dirección de Gestión Cultural de la OHCH.
El proyecto de las Aulas Museos comenzó en 1994 como una solución momentánea a la restauración de la Plaza Vieja, donde está enclavada la escuela primaria Ángela Landa. El ruido ensordecedor y el polvo motivaron que la directora del plantel solicitara al Historiador Eusebio Leal el traslado temporal de sus estudiantes a otros espacios con mejores condiciones. El pedido fue resuelto de manera casi inmediata y a las pocas semanas ya estaban habilitados salones docentes en la Casa Simón Bolívar, en la Armería 9 de abril y en la Casa de África.
La llegada de los niños acercó a las familias a las antiguas casonas recién convertidas en museos. Según cuentan, inicialmente los padres ni siquiera se atrevían a entrar, pero poco a poco fueron interactuando y la comunidad también comenzó a comprender la verdadera dimensión de la restauración. Muy pronto el Historiador identificó aquella iniciativa como una oportunidad para sensibilizar, instruir y comprometer a todos con la conservación del Centro Histórico.
El proyecto ha contado siempre con el acompañamiento docente metodológico de la Dirección Municipal de Educación, que al frente de las Aulas Museos coloca a sus mejores maestros. Conservadores, veladores y en general todos los que trabajan en las instituciones de la OHCH vinculadas al proyecto, devienen educadores a quienes corresponde enseñar acerca de las colecciones que atesoran y la disciplina que debe guardarse en los espacios museables.
Tras dos décadas de trabajo, las Aulas Museos han despertado la admiración de expertos nacionales y extranjeros. Algunos se han convertido en colaboradores, entre ellos varias organizaciones internacionales, algunos Gobiernos y la Oficina de Unicef en Cuba, cuyos aportes en mobiliario y útiles escolares han sido coordinados por la Dirección de Cooperación Internacional de la OHCH.
