La calidad del proceso docente educativo en todos los niveles de enseñanza depende de la preparación de profesores y estudiantes, de la garantía de la base material de estudio y de vida, del remozamiento de las escuelas…, pero casi nunca se piensa en el sistema de transporte.
Que maestros y alumnos lleguen a tiempo a las aulas o los entrenamientos, que los planteles no queden a la deriva durante las vacaciones y nuestros pequeños puedan acceder a la mejor atención posible, sin importar las distancias, es un empeño hecho realidad gracias al tesón de los choferes de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Artemisa, de la Empresa Nacional de Transporte Escolar.
Bien sabemos quienes estuvimos becados, la complicidad del “chofe” en la alegría del pase, rumbo a un festival de aficionados a la cultura, el campo u otros destinos. Muchos de los ómnibus de las cuatro bases del territorio han viajado junto a varias generaciones de artemiseños.
Al mismo tiempo, no pocos hijos relevan a sus progenitores frente al timón, o se han ganado la confianza y el aprecio del pueblo en las arterias de este territorio. Pero los ómnibus escolares también trasladan trabajadores de la Salud, pacientes, reclutas, funcionarios del Gobierno, campistas…, por solo citar algunos clientes.
Todo eso a despecho del deterioro del parque vehicular, los bajos salarios y otros desafíos de quienes comienzan antes del sol y regresan a casa después de su partida.
La verdad detrás de los números
La UEB artemiseña cuenta con 151 ómnibus y solo unos 78 se encuentran disponibles, lo cual ubica el Coeficiente de Disponibilidad Técnica en poco más del 50 por ciento, precisa Juan Permuy Felipe, el director.
Están propuestos a baja 45 vehículos, de modo que, como única variante para responder a una demanda superior a sus posibilidades, adoptaron la recogida en primera, segunda y hasta tercera posición, según la disponibilidad diaria de los ómnibus.
“En primera se encuentra Educación, pues constituye la prioridad. Las escuelas especiales de la provincia, y el traslado de los niños que estudian en Solidaridad con Panamá, ubicada en la capital, gozan de la máxima atención. Asimismo, respondemos a la transportación del claustro y estudiantes de la Escuela Pedagógica Rubén Martínez Villena y de la Escuela Vocacional de Ciencias Exactas Mártires de Humboldt 7”.
Además, sobre guaguas Girón y Diana ofrecen servicios de medibus para interconsultas, hemodiálisis y ambulancias. Garantizan el desplazamiento del personal hasta la Facultad de Ciencias Médicas, galenos y trabajadores del territorio al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, apuntó Osmel López González, jefe del grupo de Operaciones y Control de Flota.
¿Cómo lo logran?, ahí está la inquietud. “Depende del estricto control diario de las actividades. Esta Unidad necesitaría 114 ómnibus para cubrir todas las rutas. Si hablamos de recuperar una veintena de carros, pedimos neumáticos, baterías y distintos accesorios destinados al Plan Turquino y los viales de difícil acceso en Güira de Melena”, asegura el director.
Y aunque cualquiera pudiera pensar en el descanso durante las vacaciones, el transporte escolar es otra condición indispensable para divertirse. De acuerdo con López González, durante la etapa estival han transportado más de 4 000 personas hacia las instalaciones del Campismo Popular.
Entretanto, Permuy Felipe explica que, pese a la prohibición de ofrecer viajes a las playas, “solicitamos mantener esta opción en los casos de San Pedro, La Altura y las villas Cocomar y Marbella, esta última al este de La Habana”.
Convicciones y perspectivas sobre ruedas
Dayán Pérez Barrios prácticamente creció sobre los ómnibus escolares. De niño acompañaba a su papá en los viajes y después decidió continuar la ruta de su hermano. Hoy es responsable de llevar a profesores y estudiantes hasta el centro educativo Manuel Ascunce Domenech, en el municipio cabecera, y de los recorridos que se realizan por el plantel durante el verano.
Algo similar le pasó al jovencito Riquelmi Núñez. Con solo 20 años siguió los pasos de Ramón Núñez Hernández, jefe de taller y secretario del núcleo del Partido. Al chico, egresado de la escuela de oficios Juan Bautista Quintana, le gusta revisar los equipos. Bajo la mirada experimentada del progenitor, quien ha dilatado la jubilación a su lado, se consolida en la mecánica.
No son pocos los que respetan la tradición familiar en el ramo; aún se confiesan enamorados de su quehacer, aunque el salario no sobrepase los 3 000 pesos mensuales.
Esa representa la mayor insatisfacción en Escolares. Si bien la contabilidad registra utilidades sustanciosas al cierre de julio, “no podemos distribuirlas porque la Empresa no tiene certificada la contabilidad, ni contamos con la autonomía necesaria para ello”, abunda Permuy Felipe.
Un asunto tan reiterado como la necesidad de que los que producen la riqueza obtengan los mayores ingresos, al menos aquí continúa sin solución. El pago mensual de solo 240 horas no reconoce en su justa medida todo el esfuerzo de estos hombres.
Por eso, las inversiones en neveras, el techado del taller, la remodelación del teatro y de la base de Güira de Melena, son ejemplos de cuánto se puede continuar aportando al confort del colectivo.
Hay otras proyecciones en la base provincial como la reactivación de la pista de combustible, cerrada durante la Revolución Energética. Tras las comprobaciones pertinentes por parte de Cimex, resta el accionar de la Empresa Eléctrica.
Por supuesto que las ganancias se multiplicarían si no fuera necesario recorrer cada semana más de 3 000 kilómetros sin respaldo productivo, a fin de adquirir combustible en otras localidades.
Asfaltar los viales de la Unidad, crear allí una cafetería con ofertas y una base en Bahía Honda, reactivar los servicios de engrase, fregado y ponchera, además de adquirir una casa de tapado donde sembrar alimentos para el autoconsumo, son algunos de los retos de la actual administración y los trabajadores.
Sin pasión sería imposible emprender el camino, bien lo saben en Transporte Escolar. Sus muchachos y muchachas confinadas a las oficinas, merecen el reconocimiento por acortar distancias, por llevarnos seguros hasta nuestro destino, por convertir la motivación en motor impulsor de cuanto se hace en función de los demás. (Artemiseño)