En las más diversas regiones de nuestro planeta, uno de cada cinco niños y niñas –es decir, 466 millones de infantes– vive en zonas donde cada año se registra al menos el doble de días de calor extremo que hace tan solo seis décadas; y ese incremento de la temperatura mundial deteriora, cada vez en mayor grado, la salud de los menores.
Así lo confirma un estudio realizado por el Fondo de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), divulgado en este mes de agosto.
En su análisis, los autores efectuaron una comparación entre las temperaturas promedio de la década de 1960 y las del período 2020-2024. Como resultado, apreciaron un significativo incremento en cuanto a la rapidez y la intensidad con las que aumentan en todo el mundo los días extremadamente calurosos, es decir, aquellos en los que las temperaturas superan los 35 grados centígrados (ºC).
El informe divulgado por el organismo especializado de Naciones Unidas hace referencia a una gran variedad de los nocivos efectos que ocasiona en los niños el acelerado aumento global de la temperatura en la Tierra, fenómeno este vinculado al cambio climático que sufre el planeta, ocasionado por acciones de los propios seres humanos.
“El aumento del calor extremo está alterando la salud, el bienestar y las actividades cotidianas de la infancia”, sintetizó al respecto la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell.
Se trata de que el estrés térmico en el organismo, causado por la exposición al calor extremo, supone una amenaza muy grave para la salud y el bienestar de los menores y las mujeres embarazadas, sobre todo si no hay medidas de refrigeración disponibles. El estrés térmico se ha relacionado con complicaciones en el embarazo, como enfermedades crónicas gestacionales, y con resultados adversos en el parto, como mortinatalidad, bajo peso al nacer y partos prematuros.
Los niveles excesivos de estrés térmico también contribuyen a la malnutrición infantil, a la proliferación de enfermedades no transmisibles relacionadas con el calor y a un aumento de la vulnerabilidad de la infancia a las enfermedades infecciosas que se propagan a altas temperaturas, como el paludismo y el dengue. Las pruebas demuestran que el estrés térmico afecta asimismo al desarrollo neurológico, la salud mental y el bienestar en general.
Tiene también el calor extremo otros efectos preocupantes cuando se produce durante periodos de tiempo prolongados. El análisis indica que los niños y las niñas, además de enfrentarse a un aumento del calor extremo en todos los países del mundo, también están expuestos a olas de calor más graves, prolongadas y frecuentes.
Es así que, en 100 países, más de la mitad de los niños y niñas soportan hoy el doble de olas de calor que hace 60 años.
Vale apuntar aquí que quienes más padecen los negativos efectos del cambio climático no son los países más desarrollados, sino los de menor desarrollo, que son los menos responsables de ese grave trastorno medioambiental global. En Sudán del Sur, por ejemplo, los niños y niñas han vivido una media anual de 165 días de calor extremo en los últimos diez años, frente a los 110 días en la década de 1960, mientras que en Paraguay se ha pasado de 36 a 71 días.
Los peligros sobre la salud infantil relacionados con el clima se intensifican porque afectan la seguridad y la contaminación de los alimentos y el agua, deterioran las infraestructuras, perturban los servicios infantiles, incluida la educación, y provocan desplazamientos. También estos efectos se agravan en niños y niñas según otros factores como status socioeconómico, género y contexto de su país.
“Los niños no son adultos pequeños. Sus cuerpos son mucho más vulnerables al calor extremo. Los cuerpos jóvenes se calientan más rápido y se enfrían más lentamente. El calor extremo es especialmente peligroso para los bebés debido a que tienen un ritmo cardíaco más rápido, por lo que el aumento de las temperaturas es aún más alarmante para la infancia”, puntualiza Catherine Russell.
Considerando que próximamente todos los Estados firmantes del Acuerdo de París sobre Cambio Climático deberán presentar nuevos planes nacionales relativos al clima para la próxima década, UNICEF convoca a Gobiernos, dirigentes y sector privado a adoptar medidas climáticas urgentes y audaces a fin de proteger el derecho de todos los niños y niñas a disfrutar de un medio ambiente limpio, saludable y sostenible mediante la adopción de las siguientes medidas:
- Reducir las emisiones de los gases nocivos y cumplir con urgencia los ambiciosos acuerdos internacionales sobre sostenibilidad y cambio climático para controlar el aumento de las temperaturas.
- Proteger la vida, la salud y el bienestar de los niños y niñas y la resiliencia de sus comunidades, entre otras cosas adaptando los servicios sociales esenciales a un clima cambiante, a la posibilidad de que los desastres se produzcan con mayor frecuencia y a los efectos de un medio ambiente degradado, además de garantizar que todos los trabajadores sanitarios reciban la formación y apoyo adecuados.
- Empoderar a cada niño y niña a lo largo de su vida a fin de que gocen de las oportunidades de desarrollo, educación y competencias necesarias para convertirse en defensores del medio ambiente.
En su llamado a favor de la vida, UNICEF sugiere a los Gobiernos “tener presente el hecho de que los niños de hoy y las generaciones futuras tendrán que vivir en el mundo que ellos les dejen”.
(Con información de páginas web de UNICEF y Noticias ONU)