Es el corazón. Por eso late fuerte, vital y decide la vida. Hay que escucharlo, respirar oxígeno y no dejar de sentir sus pulsaciones. Así ha sido siempre. El Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) es el corazón de la organización. Por eso sus latidos empiezan en la base, irradian al municipio, se aceleran en las provincias y no concluyen con las sesiones finales en abril del año 2025.
Y no son pocos los latidos que ya se van sintiendo. La pérdida de la capacidad adquisitiva del salario y el impago en sectores específicos saltan en las venas de quienes siguen apostando a su sindicato y a la CTC para soluciones reales, no curitas temporales.
Pero hay más. Es imprescindible que el corazón bombee con un mejor funcionamiento y liderazgo de sus secciones sindicales; en tanto reclamos de seguridad, salud y condiciones de vida para los trabajadores no se quedan atrás en las conferencias municipales, donde palpita, al mismo tiempo, el apego a nuestro sistema social y a sus conquistas emancipadoras.
La distribución de las utilidades generadas con el trabajo honesto, las transformaciones en el sistema laboral y las facultades otorgadas a los sindicatos se empinan también en estos latidos, en los que no faltan insatisfacciones con la aplicación de la bancarización y aún la poca sindicalización del sector no estatal.
El corazón de la CTC va transitando este examen y el número 22 no es solo para llevarlo como consecutivo de ediciones. Volvamos al inicio. Es fuerte, vital y decide la vida de un país. Bien lo decía Fidel: “Los trabajadores son la razón de la Revolución”.