Se cumplen este sábado 105 años del nacimiento de Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, el célebre Benny Moré, símbolo y referente de la cultura cubana.
Reconocido como el Bárbaro del Ritmo, es una figura icónica en la historia de la música cubana y su influencia ha trascendido generaciones.
Su habilidad para fusionar géneros como el son, el mambo y el bolero, con una voz inigualable y un carisma avasallante, lo convirtió en un baluarte de lo mejor del acervo musical nacional.
No solo fue un cantante de primerísima línea, sino también un un auténtico innovador. Sin haber estudiado música en ninguna academia, sin poder leerla, abrió caminos fundamentales para la música popular. Benny Moré es un clásico. Sus interpretaciones se disfrutan como en sus momentos de gloria.
Pero la relevancia del Benny en la cultura cubana va más allá de su legado musical. Su arte recreaba la diversidad cultural de Cuba, integrando elementos de la tradición africana y española, en diálogo con sonoridades más contemporáneas.
Su capacidad para conectar con diferentes públicos, desde los barrios más humildes hasta las llamadas elites, lo consolidó como un verdadero ícono.
Benny Moré fue uno de los grandes embajadores de la cultura cubana. Su fama internacional llevó la música cubana a escenarios de América Latina y el mundo. No solo exportó música; exportó cubanía, espíritu.
Su influencia es evidente en la obra de muchos artistas de ahora mismo, que continúan interpretando sus canciones.
Su dedicación y su amor por la música son valores que siguen inspirando a promociones completas de creadores cubanos, quienes honran su talento y su autenticidad.
En la banda sonora fundamental de Cuba se escucha, junto a Cervantes, Lecuona y los grandes trovadores, la voz inconfundible del inmortal Benny Moré.