Ruddy Abdel, trabajador que dedica su vida a la profesión

Ruddy Abdel, trabajador que dedica su vida a la profesión

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Empezó en este mundo gracias a su amor por los aviones. A pesar de los años aún sueña con pilotar una aeronave, pues ese, asegura, es un deseo que no dejará nunca de lado.

Hace 24 años Ruddy Abdel Romo Seguí se graduó de tránsito aéreo. Cuando en 1994 ya no existía la Unión Soviética y los cursos de pilotos no llegaban como opción, decidió inscribirse en la convocatoria de la Empresa de Seguridad y Protección (ESPAC) en el aeropuerto Máximo Gómez para ser agente de seguridad. A los pocos meses, abrieron el curso de Tránsito Aéreo y Ruddy aprobó los exámenes.

Desde entonces ha dedicado su vida a esta profesión. Hace 10 años trabaja en instrucción, en el simulador de tránsito aéreo que pertenece a la Empresa Cubana de Navegación Aérea (ECNA), donde se ofrece el entrenamiento inicial a todos los nuevos controladores que se van formando. “Aquí damos, además, instrucción periódica anual a todos los controladores con licencia para que se mantengan activos. Se enfrentan a 5 ejercicios con diferentes escenarios, temas como la meteorología, las contingencias para que sepan actuar en caso de que ocurran en la vida real”, explica.

En 2015, debido a la necesidad de su empresa de que se dedicara al diseño de procedimiento y la instrucción, Ruddy se trasladó a La Habana, desde Ciego de Ávila. Antes fue controlador activo en los aeropuertos Jardines del Rey, Máximo Gómez, en el de Trinidad y brindó ayuda en el de Camagüey.

“Las areonaves deben seguir una serie de patrones que les permitan establecerse en la pista, aterrizar o despegar. Eso se llama diseño de procedimiento, que tiene en cuenta sus características, el tipo de procedimiento ya sea si es de precisión o no, basado en satélite, los márgenes de enfrentamiento de obstáculos para que el avión pueda descender con la mayor seguridad posible. Eso se diseña y se monta en unas cartas que se distribuyen a los usuarios del resto del mundo que vuelan a nuestro país”, resume Ruddy.

Ser controlador aéreo es una tarea ardua, asegura Ruddy. No es solo tener buen dominio del idioma inglés, estar apto física y mentalmente, pues se realiza un chequeo médico anual y un test psicométrico, tener habilidades y tomar decisiones rápidas, “lo más difícil es tener que dejar a un lado los problemas personales, porque estás jugando con la vida de cientos de personas. Ahí no puedes pensar en las dificultades que tienes tú”, argumenta.

Hace una década Ruddy traslada experiencias a los nuevos controladores y, al mismo tiempo, asegura, es como si estuviera en una torre de control: “en el simulador tenemos varios escenarios, el aeropuerto de La Habana y el de Varadero y estamos desarrollando otros, como el de Santa Clara, Cayo Coco, de forma tal que los controladores, cuando vengan, puedan hacerlo en su propio entorno”.

Lo que más recuerda Ruddy de cuando era controlador activo es la satisfacción de prestar el servicio, poder comunicarse con las aeronaves, autorizar a despegar, a aterrizar. “Esa satisfacción de haber logrado el trabajo sin incidentes es indescriptible”, afirma.

Y es que, aunque la profesión es dura, “cuando se sabe qué se está haciendo y cómo hay que hacerlo no debes sentir miedo”, dice. Por otro lado, hay que mantenerse activo, porque “el tráfico aéreo está en constante movimiento con las nuevas tecnologías, se requiere estudiar todo el tiempo, leer los manuales aeronáuticos de los cuales se nutre el control de tránsito aéreo, etc”.

 

 

Los muchachos que llegan aquí salen con una gran preparación, explica también Ruddy. “Hace poco hicimos la graduación de 13 estudiantes de Holguín, Santa Clara y Santiago de Cuba, fundamentalmente, que ya comenzaron su entrenamiento”, recuerda. Para ellos, el reto no es poco, en el país no resulta sencillo ser controlador aéreo, debido a la falta de acceso a la tecnología, la información y las actualizaciones, manifiesta Ruddy.

Pero, a pesar de esas dificultades, la ECNA cuenta con un departamento de desarrollo que se ha dedicado a suplir muchas de las limitantes. “Han creado nuevos entornos, nuevas herramientas de trabajo, ahora contamos con un sistema de control aéreo automatizado moderno, llamado Radcom-M, para brindar el servicio de control en Cuba, el cual no tiene nada que envidiar a los que venden grandes empresas. Los ingenieros de la ECNA han sido capaces de resolver muchos problemas con recursos nuestros, han innovado para seguir prestando el servicio de control de tránsito aéreo sin interrupciones”, explica Ruddy.

Como asegura este hombre, al controlador aéreo cubano lo caracteriza la disposición y el trabajo en equipo, el siempre brindarse a ayudar para que todo tenga la mayor calidad y cumpla con los estándares de seguridad.

“Por lo que más me brillan los ojos es por los aviones, verlos aparecer a través de la lluvia, por ejemplo, es algo que no se puede describir”, dice. Por eso, “me gustaría que los próximos controladores aéreos sean, ante todo, buenos seres humanos, capaces de mantener siempre en alto una profesión que tantas satisfacciones brinda”.

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