Cargando...Esta es solo una pequeña muestra de los muchos cubanos que desde su posición de maestros y de alumnos hicieron posible la materialización de las ideas del Comandante en Jefe en la enseñanza. De los encuentros con él atesoran vivencias inolvidables
La emoción de una foto
A sus alumnos, en las aulas de la Universidad de Oriente (UO), en Santiago de Cuba, el Doctor en Ciencias Frank Josué Solar Cabrales les habla del Comandante en Jefe como quien diseña un holograma. Y es que desde pequeño Fidel resultó presencia constante en la vida de este joven profesor titular.
Junto a la definición del camino que seguiría, sin lugar a dudas con la Revolución, llegó también la confirmación de su futuro profesional: estudiaría Historia.
En las mismas aulas donde hoy imparte docencia, en la Universidad, se formó como licenciado en esa especialidad, y se convirtió en profesor por la necesidad de estos, antes de graduarse, para apoyar los nuevos programas educativos diseñados por Fidel.
“Gracias a eso tuve mi primer contacto físico cercano con el Comandante. Pude verlo muy de cerquita, apenas unos metros de distancia, el día que inauguró la Escuela de Trabajadores Sociales en Santiago de Cuba; fue una sensación singular, mezcla de admiración, respeto, deslumbramiento y muy particularmente sentirlo como una figura paterna”.
Meses después volvió Frank Josué a encontrarse con Fidel, esta vez con mayor proximidad, al punto de pedirle hacernos una foto que es hoy reliquia de familia. “Fue en el Encuentro Internacional Carlos Marx y los desafíos del siglo XXI, todavía estaba estudiando en la Universidad y asistí junto a otro compañero.
él”.
“En un receso estábamos por los pasillos del Palacio de Convenciones y vimos que venía Fidel, esperamos que pasara y le pedimos hacernos una foto con él, nos dijo que mejor lo dejábamos para el cierre del evento, pero qué va, ¿quién iba a dejar escapar una ocasión como esa? Mi amigo y yo le insistimos y con todo gusto el Comandante en Jefe accedió al pedido de aquellos dos jóvenes intrusos que por encima de la ropa se les salía la emoción”.
Luego de los años, ya como profesor de la UO, y tras la muerte de Fidel, asumió la responsabilidad de presidir la Cátedra Honorífica para el Estudio del Pensamiento y Obra de Fidel Castro Ruz, creada en el 2017 en la casa de altos estudios oriental.
“Eso no hizo más que renovar mi compromiso de serle fiel, algo que trato de inculcarles a mis estudiantes, que no tuvieron el privilegio de verlo en su accionar cotidiano”. (Betty Beatón Ruiz)
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Vas a gardear a Fidel
En enero de 1971 se iba a realizar el primer encuentro deportivo-cultural de las escuelas en el campo en Ceiba 1, fundada por Fidel. Entre los invitados estaban alumnos de la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin, como Raúl Padrón, oriundo de Bauta.
“Había llovido y tan pronto escampó nos pusimos a limpiar con unos haraganes el terreno, que era de cemento. De repente vimos acercarse a unos yipis que se pararon en el mismo borde del terreno y de uno de ellos se bajó Fidel con ropa deportiva. Fue una sorpresa, nadie lo esperaba. Le quitó un haragán a uno de los muchachos y empezó a limpiar él también. Una vez terminada la faena, el entrenador me pidió que lo acompañara a la enfermería de la escuela. Allí había dos militares que parecían una muralla. Uno me puso la mano en la cabeza y me dijo: ‘Lo único que te vamos a decir es que no lo puedes tocar’. A mí me temblaron las piernas, me preocupé, ya por el camino me dijo el entrenador: ‘Es que vas a gardear a Fidel’.
“Él estaba joven en aquel momento, con mucha vitalidad y rapidez, jugaba muy bien el baloncesto, era impenetrable, lo que se sumó a la impresión que yo tenía. Una vez terminado el juego conversó con nosotros de manera jocosa como siempre, me puso la mano en el hombro y me dijo: ‘Yo jugué contra ti pero tú o jugaste contra mí’. Y se echó a reír”.
Sobre sus visitas a la Escuela Lenin recuerda que llegaba generalmente después del estudio independiente, aparecía de sorpresa, se reunía con los estudiantes, preguntaba cómo se sentían, el horario de clases, se preocupaba mucho por la alimentación, por la atención médica, los libros, la ropa, la relación entre la escuela y los padres.“Nos pedía opiniones, siempre riéndose y levantando las cejas como hacía cuando se emocionaba”. (Alina Martínez Triay)
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No olvido sus consejos
“No defraudaremos a quienes nos antecedieron, somos el reflejo y a la vez el espejo del legado emanado de dos revoluciones educacionales, el compromiso es aún mayor”, asegura el pinero Yuniel Blanco González.
“Al terminar el bachillerato dimos el paso al frente para integrar el contingente de profesores emergentes comprometidos a impartir todas las materias, además de acompañar y transitar con sus educandos durante tres cursos.
“Al principio hubo rechazo, algunos padres nos creían irresponsables e incapaces de enseñar a sus hijos, en ocasiones hasta trataron de trasladarlos hacia otra escuela; pero la vida demostró cuán equivocados estuvieron. Es normal que pensaran así, pues estaban acostumbrados a los educadores experimentados, quienes igual que nosotros sufrieron incomprensiones en su momento.
“Jamás olvidaré cuando en el 2004 el Comandante en Jefe nos entregó el título de profesor emergente, mis alumnos de noveno grado de la escuela donde había realizado las prácticas lloraban de alegría al verlo. Fidel me manifestó: ‘Hace un año les dije que el camino sería duro’. Visiblemente emocionado le contesté: ‘Es cierto, ha sido una experiencia inolvidable pero no imposible de cumplir, usted confió en nosotros y eso fue suficiente para continuar’”.
En la actualidad Yuniel tiene 38 años; en el último lustro trabajó como metodólogo nacional de Ciencias Naturales de Secundaria Básica, y forma parte del colectivo de autores de los nuevos programas de estudio, orientaciones metodológicas y libros de texto. Trabaja como metodólogo del Palacio Central como teleprofesor de Ciencias Naturales. (Gloria Morales Campanioni)
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Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …
