Agosto será para siempre un mes triste en Matanzas, pero dentro de esa tristeza que los (nos) consume, también es bueno detenernos y honrar a esos que estuvieron y sobrevivieron.
En la visita de un equipo de comunicación de Desafío a la ciudad de los puentes, en el comando del Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez, conocieron a Aballí, uno de los choferes que primero acudió al llamado y que por esa misma razón fue inicialmente reportado como desaparecido. Dos años después recuerda cada detalle de ese momento y en cada frase está la añoranza por «sus muchachos».
«Yo estaba de guardia y los muchachos estaban jugando fútbol en el terreno ahí detrás cuando vimos caer el rayo sobre los tanques. Al poco rato vimos el humo y el jefe de turno, Nazco, informó del llamado».
Entonces, enseguida, los integrantes del Comando con aquella disposición decían: sí, tenemos que ir para allá, vamos para arriba. Ellos estaban con la ansiedad de coger ese incendio. Pero nunca pensé que me iba a encontrar algo tan grave.
Al ser uno de los primeros en llegar, presenció a sus espaldas esa gran explosión que iluminó la ciudad de Matanzas y que oscureció a todo un país con las pérdidas ocasionadas. Su nombre aparecía en la lista de desaparecidos y la desesperación se apoderó de sus compañeros y familiares cuando avanzaban las horas y esa noticia no se desmentía.
Aballí estaba vivo, pero permaneció varias horas sumido en un estado de shock total que le impedía poner en sintonía su cerebro con el resto de su cuerpo. No fue hasta horas después, cuando logró reaccionar y llamar al puesto de mando del Hospital Faustino Pérez, para, con varias evidencias, corroborar que aun estaba entre nosotros.
Aballí relata sus vivencias con largas pausas y aunque por fuera proyecte una imagen de espirituano duro, necesita parar y respirar cuando habla de sus compañeros. Al momento de contar cuando se enteró que los dos camiones bomba de su comando no habían logrado salir, tuvimos que parar la entrevista…
Ya no podemos afirmar si Aballí es un hombre de la aviación o del cuerpo de bomberos, pero con total seguridad sí afirmamos que donde quiera que se desempeñe lo hace asumiendo una especie de paternidad con todos los jóvenes con los que trabaja. Para él todos son como su familia y tiene un pensamiento para ellos, cada día.