Hay figuras que se convierten por sus acciones en inspiración de multitudes, cual examen de patriotismo y dignidad.
Así ocurre con esa fuerza telúrica llamada Fidel Castro Ruz —como lo definiera el Che— quien fue capaz de conducir a los cubanos a la batalla por el futuro, les infundió confianza en sus propias energías, les enseñó que los obstáculos son solo pruebas a vencer por la voluntad, y elevó ante los ojos del mundo la estatura de nuestra pequeña nación con gran decoro e intransigencia frente al imperio más poderoso del planeta.
Cuba adquirió dimensiones universales y el sentimiento de cubanía se hizo bandera. Ese es el verdadero magisterio de Fidel, quien no solo concibió programas para la educación del pueblo, a lo que dedicamos un suplemento con motivo de su 98 cumpleaños, sino que despertó el interés por incursionar en los terrenos del arte, la ciencia, el deporte…
Y de esa enseñanza se nutrió otro hombre-inspiración de estos tiempos, capaz de escribir la hazaña inédita de conquistar cinco oros en una misma prueba individual en cinco citas olímpicas consecutivas: el luchador Mijaín López, quien encabeza la última separata que dedicamos a los Juegos Olímpicos París 2024.
Su actuación fuera de serie desbordó nuestras fronteras y aceleró los corazones no solo en Herradura, Pinar del Río, y en toda Cuba, sino también en otras latitudes. La proeza de este coloso cubanísimo, ejemplo de fuerza y audacia, se convierte en este 13 de agosto en el mejor homenaje al Gigante, al Líder Histórico de la Revolución, al Fidel que abrió el camino para que surgieran campeones como él.