Fidel, granmense por derecho propio

Fidel, granmense por derecho propio

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Una frase del Comandante en Jefe que atesoramos en esta suroriental provincia refiere su condición de granmense por los años que estuvo viviendo aquí durante la lucha por la liberación definitiva del país.

 

Fidel se reunió con los estudiantes de medicina de la Facultad de Manzanillo, el 18 de diciembre de 1986. (Foto: La Demajagua)

Sobre algunos de los episodios del líder en este lugar habla Aldo Daniel Naranjo Tamayo, historiador y especialista del Museo Provincial Mario Muñoz Cedeño, de Bayamo:

“La presencia de Fidel en los actuales territorios de la provincia de Granma constituye páginas extraordinarias del quehacer revolucionario, de la pasión de los pobladores de esta región y de la entrega a la causa guiados, precisamente, por ese ideario que el líder incubó en los cubanos desde su oposición al golpe de estado de Batista del 10 de marzo de 1952.

“A través de la revista Bohemia  los manzanilleros, bayameses, jiguaniceros y niquereños comenzaron a conocer de su labor. Uno de los primeros contactos que tiene con esta región del Valle del Cauto, del Guacanayabo y de la Sierra Maestra es cuando viene a la ciudad del Golfo, en 1947, en busca de la campana de La Demajagua para un acto cívico que se iba a desarrollar en la Universidad de La Habana.

“Algo extraordinario que ocurrió fue que los veteranos de Manzanillo, fieles guardianes de esta reliquia histórica, le entregaron a Fidel la campana que tañó el 10 de octubre de 1868. Ese suceso fue recogido por diferentes publicaciones de la nación. Sucedió después un robo de este símbolo en la capital del país que acertadamente tuvo solución y regresó después a su lugar de origen.

“Posteriormente regresa aquel joven impetuoso a Jiguaní,  el 4 de abril de 1953, con el objetivo de concebir los ataques a los cuarteles Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en la ciudad de Bayamo; es cuando llega hasta el centro minero de Charco Redondo porque en este proyecto, como elemento táctico importante, tenía diseñado situar sus avanzadas en vías al río Cauto, explotar los puentes, que comunicaban esta región con la provincia contigua, además del ferrocarril central y otros accesos  del Valle del Cauto y son esos trabajadores con sus explosivos los que podían hacer esta acción.

“La otra visita significativa es esa noche del 25 para el 26 de julio de 1953 cuando  viaja hacia Santiago de Cuba para concretar el plan del Moncada y detiene su máquina en la cafetería La Cubana, camina unos ochenta metros hasta el hospedaje Gran Casino para ultimar los detalles del plan en Bayamo con Raúl Martínez Arará y otros del comando revolucionario de aquí.

“Se sabe, y es famoso ese acto, como sincroniza su reloj con este jefe de grupo para que las acciones fueran simultáneas con Santiago de Cuba a las 5:15 am de ese día de la Santa Ana.

“Por otro lado, y a veces nos olvidamos también de esta historia, todo lo que hicieron los habitantes de esta región de Granma para liberar a Fidel y los moncadistas presos en Isla de Pinos.

“Regresa a estos territorios con el desembarco del yate Granma que es el otro momento cumbre que va a alargar la presencia del líder con nosotros durante veinticinco meses, desde el 2 de diciembre de 1956 hasta el triunfo mismo de la Revolución.

“El contexto principal de su presencia es, justamente, la Sierra Maestra, escenario de múltiples combates donde brilló como nunca su talento militar, su capacidad organizativa, la preparación de los cuadros.

“Ahí estuvo con su hermano Raúl Castro, Juan Almeida, Camilo Cienfuegos, Ernesto Che Guevara, Guillermo García, Ramiro Valdez y otros tantos.

“Podemos afirmar entonces que su estancia en estos parajes intrincados constituye todo un gran capítulo en la biografía de Fidel y en el quehacer de los habitantes de aquí, pues hay que resaltar el vínculo permanente con el campesinado que hizo un despertar de los sueños de las masas más humildes y desposeídas.

“Porque él hablaba en los bohíos de reforma agraria, de educación, de salud pública para todos; o sea, no solamente se escuchaba en esos parajes el tronar de los fusiles, sino que también se forjaba lo que iba a ser el estado revolucionario popular, que va a tener su consolidación a partir de 1959.

“Ya con el triunfo glorioso, en la madrugada del 1ro de pronunció un famoso discurso en el parque Carlos Manuel de Céspedes, Santiago de Cuba, y al mismo tiempo estaba organizando la Caravana de la Libertad para conducir una fuerza militar hasta La Habana: no es un paseo, es consolidar la victoria, pues en la ciudad del himno todavía el enemigo tenía todas sus fuerzas del centro de operaciones, entre ellos cinco mil efectivos en la granja de exposición ganadera.

“Fidel avanzó desde Jiguaní y Santa Rita hasta llegar a Bayamo el 2 de enero de 1959 para tener a las 4:00 pm un encuentro con esos oficiales del puesto de mando en el Club Cautillo. Muchas horas después, casi cercano a la medianoche pronunció un discurso desde el balcón del Ayuntamiento Municipal durante el cual demuestra su simpatía por los habitantes de aquí, por ser epicentro neurálgico de la Guerra del 68, y la cuna de figuras como Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, el Himno Nacional y Perucho Figueredo. “El día tres, en la mañana, se reunió con los militares batistianos que quedaban activos, a los cuales rindió con su verbo, con la palabra, con la moral.

“Justamente un mes después, el dos de febrero,  Fidel estuvo de regreso para cumplir lo prometido al campesinado de la Sierra Maestra: allí envió médicos, ingenieros y maestros.  A partir de entonces todos los proyectos, todos los programas que se van a extender por toda Cuba tienen una primera experiencia acá en la provincia Granma” aseveró. 

 

 

 

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