París.- La identidad de Milaimy Marín es la fe. Da igual, que las circunstancias se conviertan en muralla. Su fe se mantendrá. Es indestructible. Lo ratificó este domingo al obtener la medalla de bronce en la de la división de 76 kilogramos de la lucha femenina.
En la Arena Campo de Marte, la cubana peleó con fuerzas, mente y pulmones, sí, porque para superar a Aiperi Medet, de Kirguistán, necesitó de eso y un poco más.
Amparaba a la asiática, el número uno del ranking mundial y una medalla en la cita del orbe del pasado año. Sin embargo, Milaimy desenvainó su repertorio y le endosó un incontestable 6-0…
“Gracias a la estrategia y a la forma que me guio el entrenador Filiberto Delgado durante el combate logré mi objetivo. Yo le digo el Rey Midas, todo lo que toca lo convierte en oro”, aseveró por las “nubes” por tanta alegría.
“Lo disfruto como si fuera un oro. Todos los resultados que he alcanzado han sido con mucho sacrificio, tanto mío como de mis profesores”.