Las Tunas es una de las provincias del país con más alto índice de embarazo en la adolescencia, asunto que pone en peligro la salud y el futuro de los involucrados y, también, de la sociedad que los cobija y los tolera.
Datos suministrados por la doctora Osmara López Borrero, jefa del Departamento Materno Infantil en la Dirección de Salud, refieren que la adolescente embarazada aporta el 19 % de los niños con bajo peso de la provincia, el 21 de los partos pretérminos y el 17 de las complicaciones alrededor del alumbramiento necesitado de cuidados intensivos con impacto en la mortalidad infantil en menores de un año.
Esas son razones suficientes para identificarlo como el principal problema de salud que enfrenta el Programa de Atención Materno Infantil (Pami) en esta zona del oriente cubano, confirma la especialista.
El embarazo en edades tempranas restringe las oportunidades vitales de las madres, pues limita en la mayoría de los casos su acceso a oportunidades educativas o laborales, lo que compromete el futuro propio y de la sociedad.
El artículo 205, inciso a), del Código de las Familias, establece como prohibición la unión matrimonial de personas menores de 18 años, pero ese precepto es solo protección jurídica, que no evita el concubinato antes de llegar al altar con la anuencia familiar.
Hasta ahora las estrategias multisectoriales implementadas se debaten en medio de los cambios de comportamiento que vive la sociedad cubana actual, donde parece normal que menores de edad se mantengan en lugares públicos a altas horas de la noche y la madrugada consumiendo bebidas alcohólicas, cigarros…, sin el más mínimo control de sus progenitores.
Hace falta, también, una mirada a los nuevos actores económicos, en cuyos bares y cantinas desestiman la regulación que sanciona las ventas de cigarros y ron a menores de edad que pululan en esos espacios.
Y en ese caldo se conjugan factores que propician el desenfreno, las relaciones sexuales precoces, ocasionales y sin protección que casi siempre conducen al embarazo no deseado.
Mucho se habla de la multisectorialidad en su enfrentamiento, pero ese término no exime la responsabilidad en el seno del hogar, la primera escuela, y la familia que lo habita —núcleo fundamental de la sociedad— el primer anillo defensivo del futuro de sus niños y adolescentes.