Corre por nuestros rostros. Es calor. Es verano. Es sudor. Nos abraza en la playa, en los campismos, en la cola, pero también en la fábrica, en el central, en el taller. Son sudores diferentes y al mismo tiempo la señal de que estamos en la etapa más fuerte de nuestro trópico, cuando los huracanes amenazan y también los petroleros y químicos andan celebrando su día.
No serán dos meses de pura relajación. La economía se resiente y de paso intenta mostrar su mejor cara para asegurar menos apagones, más ofertas gastronómicas y de servicios, y una mejor recreación: sana, aportadora, iluminada. Habrá vacaciones; sin embargo, muchos médicos, torneros, transportistas, panaderos y un sinnúmero de profesiones no las tendrán para cubrir esa retaguardia. También de sudores.
Nadie podrá olvidar que para veranear hay que producir. Y nadie podrá pensar que la inflación no hará más de un hueco en el bolsillo. Toca a los organismos, a los gobiernos de cada lugar, a las organizaciones, incluida la CTC, ser creativos para que Modo Verano no sea solo etiqueta circunstancial, sino disfrute verdadero en medio del contexto social del año 2024.
Los sudores de estas líneas abren en lo adelante una nueva opinión editorial de nuestro periódico. Y desde ya respiramos agitados, pero apegados a ustedes, los más fieles lectores.