Dania Romero Rojas, directora de la Casa de Polo Montañez, hace 13 años vive entre los recuerdos, las imágenes y las canciones de Fernando Borrego Linares, el guajiro más natural de nuestro país.
Como vigía de este lugar, se encarga de acercar a cada visitante a la vida del reconocido cantautor, quien este cinco de junio hubiese cumplido 69 años.
En entrevista exclusiva para la Agencia Cubana de Noticias, Romero Rojas ofreció detalles de su día a día y de cómo rinden homenaje desde el Complejo Las Terrazas, en Artemisa, a la celebración de la XI edición del Jolgorio para Polo Montañez que comenzó el viernes y concluye este el domingo.
Lo que para muchos puede resultar tedioso, ella siempre lo disfruta, y convierte su rutina diaria en un viaje por la vida de ese campesino autodidacta, que en el boom de su carrera y con tan solo 47 años, perdió la vida a causa de un accidente automovilístico, aquel 26 de noviembre de 2002.
Cuando había conquistado no solo a los cubanos, sino a gran parte del mundo, con sus canciones y su estilo propio, un profundo dolor por su deceso inundó a esa comunidad, donde se estableció desde el año 1972, comentó la entrevistada.
Polo, acotó, atravesó el corazón de sus fanáticos con sus letras, su voz y su humildad, como artista y amante de la vida y la naturaleza.
Dijo que a partir de sus vivencias y acontecimientos exteriores, o elementos rurales como una yunta de buey, el olor a carbón y las refrescantes aguas del río San Juan, la inspiración de este carbonero, tractorista y machetero, no era más que los sonidos del campo, donde encontró su talento y desarrolló su música, entre profundas melodías guajiras y poéticas.
Tal vez es coincidencia que haya nacido un 5 de junio, día mundial del medio ambiente, pero Polo era y sigue siendo el guajiro más natural de Cuba, pues desde joven se vio influenciado por la naturaleza, resaltó Dania.
Con la mirada perdida, la directora confesó que Polo trató siempre de reflejarlo todo en su música; las plantas, los animales, el río y todo lo que lo rodeaba era suficiente para componerles a cosas tan sencillas como, por ejemplo, su guitarra.
Esto, aseguró, lo hace merecedor de todo homenaje en los meses de junio y noviembre, principalmente, donde siempre se recuerdan su natalicio y muerte con una peregrinación hacia su tumba, la siembra de un árbol y canciones de su grupo.
Dania recuerda a Polo, como seguro otros, con su guitarra al hombro, manejando el tractor, reunido con su grupito en el área de la Caña Brava y cantando en los horarios de almuerzo para amenizar la estancia de los turistas; fue precisamente así que cautivó a todos y llegó al estrellato.
Esta guía entusiasta se ha bebido la historia de Polo como agua; conocerlo la ayuda a expresarse con ese amor que enamora a todo aquel que visita la casa y se pierde entre fotos, sus primeras casas, su familia, los objetos y artículos que usaba, reconocimientos y premios, además de sus discos de oro y platino ganados en Colombia, con el primer CD Guajiro Natural, la ropa del día de su muerte y mucho más.
El baño es el lugar más visitado de la casa, ya que las personas disfrutan la vista, imaginan bañarse mirando el río y exclaman que quieren un diseño similar en su hogar, confesó Dania.
Si vienes a las Terrazas y no visitas la casa de Polo no hiciste nada, fueron las palabras de esta mujer, que vive apasionada de lo que hace, y cada día se las ingenia para descubrir un detalle nuevo de la vida de Polo e incluir otras fotos para construir nuevas historias.
Dispuesta a responder cualquier pregunta y aclarar dudas, ella siempre recibe a todos, con la música de Polo y una foto que recuerde la estancia.
Muchas veces acompañada de uno de los 12 hermanos del popular cantante, en este caso Luis Borrego Linares, desde sus rostros trasmiten alegrías, tristezas y añoranzas, que se trasladan a cada persona que por allí pasa.
Dania quería ser maestra, sin embargo, ser gastronómica en el Complejo Las Terrazas le sirvió para ganarse la vida y también llenar su alma con lo que hace actualmente.
Estaba donde hiciera falta, cocinando, fregando, atendiendo una cafetería, y se superó tanto que fue merecedora de administrar algo tan preciado como el museo de Polo, como también le llaman a la casa.
Delante del público se siente realizada y pone en práctica lo que un día soñaba: enseñar, y lo hace al enaltecer el legado de un compositor que le escribía al amor, a su familia y a su Terraza.
Esta es una comunidad turística, pero sensible y humana, donde se ofertan discos, llaveros, almanaques, sombreros y otros productos artesanales, que sirven para ayudar, además, a los necesitados, confesó.
Generar nuevas ideas, hacer crecer los ingresos, satisfacer a los clientes, atender las necesidades de los trabajadores y cuidar el medio ambiente es punto clave en este lugar, testigo de increíbles hazañas.
La Casa surgió cuatro años después de la desaparición física de Polo Montañez y el próximo 26 de noviembre arribará a los 18 años de fundada, al mismo tiempo que el guajiro natural a los 22 de su fallecimiento.
Con un horario de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. abre todos los días al público, y si por casualidad está cerrada, no hay de qué preocuparse, Dania siempre está cerca para mostrarla.