Farmacias físicas, farmacias virtuales

Farmacias físicas, farmacias virtuales

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Este tema agobia a muchos cubanos hoy. Esto es solo un fragmento de las mil historias y anécdotas que puedan tener cada quien. Llamar la atención sobre el fenómeno implica una mirada integral de toda la sociedad Si así lo considera comente y comparte.

 

En cualquier casa de Cuba era fácil encontrar, hace algún tiempo, un botiquín con pastillas, pomadas, jarabes y hasta curitas, compradas en farmacias físicas, que servían para situaciones de emergencia o ante el reclamo de un vecino.

Hoy esa reserva es casi inexistente (aunque, por suerte, siempre hay excepciones), en tanto adquirir los medicamentos para una enfermedad puntual o tratamientos de por vida se vuelve calvario para muchos e imposibilidad para otros, sobre todo para las personas de la tercera edad.

La salvación no deseada cae en las farmacias virtuales, esas que viven en grupos de redes sociales y en las que conviven productos traídos desde el exterior con otros nacionales desviados (en realidad robados) de las farmacias tradicionales que están a la salida de un hospital o cerca de policlínicos y consultorios.

Por supuesto, el panorama se enreda más si aseguramos que es uno de los negocios más prósperos y a la vez sórdidos, porque se juega con la vida de las personas, que están dispuestas a pagar la mayoría de las veces hasta lo increíble por una medicina que puede salvarlos de la muerte o evitar complicaciones mayores de salud.

Como si lo anterior fuera poco, crecen al amparo y a la vista de todos los coleros o marcadores de turno en las farmacias físicas el día del mes que entra el carro con las mercancías. Y puedo dar fe de que es tanto o más esperado ese momento como la llegada de productos alimenticios a la bodega.

 

Lamentable resulta luego ver a abuelitos o adultos que madrugaron quedarse sin esa medicina indicada en un tarjetón, porque se les informa que “no entró completo el pedido” o simplemente se guardó en secreto una parte del propio pedido para alimentar farmacias virtuales o vendedores ambulantes que van murmurando por las calles: “tengo alopurinol, enalapril, duralgina, captopril…”

El esfuerzo de la industria farmacéutica cubana es titánico para garantizar la mayor parte del cuadro básico de medicamentos. Sin embargo, los mecanismos de distribución siguen agujereados, los precios del mercado negro crecen a la par que el dólar y mi vecina vuelve a tocar a la puerta a pedir un meprobamato que le calme los nervios con una realidad bien dura, pues su botiquín sigue vacío.

Acerca del autor

Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.

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3 comentarios en Farmacias físicas, farmacias virtuales

  1. Parece acertado que se aborde el tema de corrupción en torno a los medicamentos cuantas veces sea necesario; pero parece que no terminaremos de enmendar este cruel mercado nunca. Solo sii algunos factores de las instituciones que rigen este sector no se empeñan en eliminar los procedimientos errados y distorsionados para lograrlo definitivamente.
    Seguramente las excusas vuelan asidos de la mano de nuestras denuncias al recrudecido y crónico bloqueo imperial.
    De otro lado nos satisface escuchar elogios a la marcha accedente a la informatización de nuestra sociedad: la bancarización, «oficoda», las normas impositivas de todo tipo, incluso el vínculo de «oficoda» con oficinas de migración, las cual presuntamente son eficientes en los datos de salida del país del ciudadano y bastante desvalidas a la hora de informar acerca del retorno del mismo ciudadano cubano para reincertarse a las normas de la Patria. En fin no sería el tema sino asociamos el fenómeno tan corrupto y cruel como el propio bloqueo imperial, a los engendros de manipulación y corrupción que ambos fenómenos hacen; un daño similar en los propósitos de malversación y perfidia.
    Para comenzar a ordenar nos deberíamos valer de ĺos mismos avances en la digitalización a partir de: las consultas médicas – el diagnóstico – la prescripción – la receta – el medicamento o el sustituto en existencia – las farmacias hasta los pacientes individualizados y empotrado del medicamento en cuestión.
    En este víacrucis ninguno de los factores intermedios está facultado para desviar el uso de un medicamento prescrito, bajo el conocimiento digitalizado del facultativo de que el mismo está en existencia (sea importado o producido nacionalmente); al menos sin las consecuencias judiciales previstas para el desvío de este tipo de patrimonio social en medicamentos controlados. Una operación compleja ante la impotencia humana
    de quién no quiera hacerlo.
    Experiencias en el mundo existen, solo apropiados de una de ellas y optimizarla según nuestras condiciones y por un socialismo más humanizado.
    Gracias

  2. Es una triste realidad el hecho de que muchos tenemos que acudir a ese mercado para comprar los medicamentos que necesitamos, pues no los hay en la farmacia. Pero más triste es ver que cada día es peor, que aumentan los precios y NO pasa nada. Hasta cuándo?

  3. Mas alla del tema local, tambien es preocupante el negocio que favorecemos al continuar excento de impuestos, la importancion de medicamentos sin «caracter comercial» cuando todos sabemos que no es solo comercial sino especulativo el negocio que se hace. La vida no tiene precio y por supueto que todos agradecen al menos este mecanismo para encontrar un medicamento que no aparece por otra via, pero resuta aun mas doloroso precisar que en muchos casos esos mismos oportunistas revendedores ofrecen las ofertas de las farmacias y almacenes cubanos con la secuencia de aprovechamos haciendose de fortunas a costilla del cubano enfermo, en muchas ocasiones los sectores de menos ingresos que mayores necesidades medicas tienen y tampoco nadie controla este negativo negocio, que no paga impuestos y no tiene techo pues los precios cada vez alcanzan cifras superiores. Otro tema preocupante es que no son negocios clandestinos sino publicos, anunciados en todas las redes y no hay entidad alguna que los aborde y precise las fuentes de suministro de algunos productos lo que ayudaria a frenar el robo de muchos almacenes y el negocio de empresas vinculadas a la rama farmaceutica. Que se puede hacer¿

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