Los tiempos que vivimos son de cambios, algunos difíciles de lograr, pero no imposibles, como el fin de la hegemonía de Estados Unidos y sus aliados, lo que dará paso a un mundo multipolar.
Los que intentan mantener a toda costa lo establecido, con sus normas que deben ser respetadas, tratan no solo de ignorar la historia, sino cambiarla de forma tal que responda a sus intereses.
La Segunda Guerra Mundial finalizó en el Frente Europeo el 9 de mayo de 1945, con la victoria de los Aliados. En su aniversario 79, los libros de historia se ven obligados a reconocer una verdad indiscutible, a pesar de las campañas antirusas.
El conflicto se desarrolló, en lo fundamental, en el frente soviético-alemán, donde se libraron las más decisivas e importantes batallas que resquebrajaron la espina dorsal de las Fuerzas Armadas de Alemania.
No se cumplieron las expectativas germanas de conquistar el mundo, porque el fascismo encontró en la URSS una resistencia que jamás esperó.
El General Galdera, jefe de Estado Mayor de las tropas de Alemania, escribió: “Los rusos siempre luchan hasta la última persona”; además, desde el inicio de la guerra, y con la finalidad de defender a su patria, la población soviética se aglutinó bajo la consigna: “¡Todo para el frente, todo para la victoria!” Nadie permaneció indiferente.
La gran prensa occidental trata de desvirtuar lo acontecido e imponen su versión sobre los hechos, donde prácticamente fueron los aliados, presididos por Estados Unidos, los que definieron finalmente el triunfo.
Medios y recursos tienen, pero les falta la razón y por ello se valen de todo tipo de acciones, y en especial, de una propaganda que logra, sobre todo en Europa y otras naciones que forman parte de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), hacer “entender” que el enemigo es la Federación Rusa.
Contraofensiva soviética es el inicio del fin del fascismo
El 19 de noviembre de 1942 comenzó la contraofensiva soviética, al cuarto día, el 23 de noviembre, 330.000 soldados alemanes fueron cercados en un anillo de entre 40 a 60 kilómetros de amplitud. El 30 de enero de 1943, Hitler ascendió al General Paulus al rango de Mariscal de Campo.
La contraofensiva soviética marcaría el fin del último intento alemán de recuperar la iniciativa en el Frente Oriental, que a partir de ese momento quedó en manos del Ejército Soviético. La victoria soviética de Kursk demostró a los aliados de Occidente que si no desembarcaban en Europa, la URSS sola era capaz de derrotar a Alemania; fue el factor decisivo para no aplazar más el desembarco en Francia.
El 6 de junio de 1944 se inició en la playa francesa de Normandía la tan dilatada apertura del Segundo Frente, que en algo alivió la presión que las tropas alemanas habían ejercido durante los últimos tres años en el frente soviético-alemán.
El año 1944 fue catastrófico para Alemania nazi: En 27 de enero se rompió el bloqueo de Leningrado, que duró 872 días y en el que murieron más de un millón de ciudadanos de hambre y frío y por el bombardeo continuo de la aviación y el fuego de artillería alemana. El 22 de junio, los soviéticos comenzaron la Operación Bagration, que causó a la Wehrmacht una derrota que el alto mando alemán calificó de peor que Stalingrado.
Finlandia firmó el armisticio de Moscú el 19 de septiembre y salió de la guerra; el Ejército Soviético liberó Odesa, Sebastópol, Lituania, Moldavia, Letonia, Lvov, Cracovia, Rumania, Hungría, Bulgaria, gran parte de Checoslovaquia, Yugoslavia, el noreste de Noruega y llegó a las puertas de Varsovia. Finalmente, el Ejército Soviético entró a Berlín y el 9 de Mayo de 1945 Alemania se rindió ante los Aliados.
El fascismo fue derrotado, por eso y con mucha razón los rusos y otras nacionalidades que formaban parte de la Unión Soviética, así como en muchos países celebran la fecha y recuerdan a los héroes caídos en combate