La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) condecoró este martes 23 de abril, en el Municipio Especial Isla de la Juventud, a 14 dirigentes sindicales de larga y reconocida trayectoria, en el contexto de la Jornada por el Primero de Mayo.
Cuadros del territorio presidieron la ceremonia de entrega de las distinciones, efectuada en la sede del movimiento obrero, donde estos rostros, en representación de sus respectivos colectivos laborales, evidenciaron su compromiso de seguir con el pie en el estribo, máxime su Cuba vive un duro momento, marcado por el bloqueo y una férrea campaña de odio financiada desde los Estados Unidos.
Los estimulados, continuadores de los principios e ideales de Fidel Castro Ruz, se han entregado con pasión y dedicación al quehacer económico y político y su ejemplo sirve de inspiración a las jóvenes generaciones.
En el encuentro, a propuesta del Secretariado Municipal de la CTC, fue entregado el certifico Proeza Laboral a Débora Pérez Pozo, Metodóloga de Historia del equipo metodológico de Primaria, quien participó en el grupo intensivo nacional como autora de los materiales que se utilizan en el III Perfeccionamiento Educacional en su asignatura.
Méritos a la entrega
En el acto de reconocimiento se impuso la medalla Jesús Menéndez a trabajadores pineros por su hoja de méritos sindicales y entrega: Lilian Figueroa Prado, Manuel Antorcha Hidalgo, Marcos Antonio Borroto, Jorge Luis Rodríguez Pérez, Jorge Esteban Hernández Armas, Enelis Yenen Bombino Carbonell, Ardenis Herrera Pantoja, Víctor Radel Fernández Cardoso y Jorge Luis Más Peña.
También el colectivo de la UEB PROVARI, perteneciente al sistema empresarial del MININT del territorio, recibió la medalla Jesús Menéndez por aumentar la calidad de las producciones, con los cuales se sustituye importaciones; este centro cumple, además, otra función fundamental: colaborar con la superación de los internos, quienes constituyen la fuerza de trabajo esencial de la entidad, a quienes ayudan con su reinserción social.
Esto último bajo la idea de Fidel de convertir los centros penitenciarios en escuelas, para que los internos se incorporen a la sociedad con un oficio, dígase albañil, electricista, plomero, carpintero, operador de microcomputadora y cursan estudios a diferentes niveles educacionales, para ayudar más a sus familias.
Prolongados aplausos sellaron el intercambio, como reconocimiento a estos dignos representantes de su tiempo, que cumplen sencilla y naturalmente su deber en sus sectores, ejemplos de enaltecimiento del valor del trabajo para las presentes y futuras generaciones por su trabajo continuo, dedicado, consagración absoluta y permanente, profesionalidad y sentido de la responsabilidad.