Como parte de las actividades en saludo a la semana de la victoria de Playa de Girón y a la gran fiesta del proletariado mundial el Primero de Mayo, este sábado se movilizaron decenas de trabajadores del Municipio Especial Isla de la Juventud.
Si algo inusual tenía está convocatoria era la decenas de rostros femeninos, aunque también había masculinos, diseminados por los surcos en la recogida de papa.
Entre esas féminas estaba María Ramírez Anache, Heroína del Trabajo, operadora de grúas, ensambladora de la planta de prefabricados José Antonio Echeverría, la millonaria de las zafras citrícolas, la trabajadora estimulada por Fidel con dos viajes a la antigua Unión Soviética; en otras, emerge la cooperante en la República Bolivariana de Venezuela y la jubilada servicial que, sin pedir nada, ayuda a edificar casas de personas vulnerables favorecidas con subsidios para ejecutar acciones constructivas.
La millonaria de las zafras citrícolas se sumó junto a ese batallón sindical de los trabajadores del sindicato de Comercio, Gastronomía y los Servicios y cuadros de la Central de Trabajadores de Cuba(CTC), liderados por su secretaria general aquí, Yusmary Olivera Pupo, quienes fueron a dar su aporte en la cosecha de papa en La finca de Euclides Veyrut González.
Uno de los productores de la Isla de la Juventud que bien saben hacer producir la tierra porque lo lleva en la sangre, pues su abuela fue campesina y eso lo mantuvo siempre vinculado al surco.
Su finca fue el escenario del trabajo voluntario de este este sábado en la granja Sierra Maestra.
Entre sacos y sacos se debatía «la Anache» como llaman a esta mujer de tez negra, quien el 17 de abril del 2001 recibió el título honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba de manos de José Machado Ventura “en reconocimiento a sus extraordinarios méritos y consagración al trabajo creador”, avalado por su alta productividad, rendimiento, su condición de Vanguardia Nacional durante 17 años consecutivos y ostentar la Orden Lázaro Peña de II y III grados, la medalla Jesús Menéndez, la Orden Ana Betancourt, entre otras condecoraciones.
Su ejemplo contagia y enamora, no digo yo, esa oriunda de Sagua de Tánamo, Holguín, saca el «extra» que le enseñó su abuela en su finquita, donde aprendió los trabajos duros del campo; lo mismo recogida de café, ordeñar vacas, criar cerdos, echarle comida a las gallinas, que guataquear los sembrados de viandas, hortalizas y frutales. Esto del campo es su mundo.
«De mi madre y mi abuela saqué el temple, aprendí a tirar pa‘ lante con el trabajo, la decencia, no envidiarle nada a nadie y tener los pies bien puestos sobre la tierra, crecida en un paradigma de trabajo, sacrificio y entrega a la patria» dice emocionada sin dejar de acopiar papas.
Yusmary Olivera Pupo, acompañada de los dirigentes sindicales municipales, además de los trabajadores del sindicato de Comercio, Gastronomía y los Servicios del territorio, al evaluar esta jornada expresa el orgullo de aportar en la recogida de este tubérculo que ya tiene una permanencia en los puntos agrícolas con precio asequible al bolsillo del obrero.
Subrayó, además, que vendrán otras movilizaciones en saludo al Primero de Mayo, donde los pineros dejarán su sudor por reimpulsar la economía en estos tiempos de corrección de distorsiones para empezar una nueva etapa.
En cada convocatoria, aclaró, estarán símbolos sindicales como «la Anache» esa que tan solo miró a aquel obrero operar una grúa y ante los ojos escépticos sorprendió a todos al operar sola la grúa torre al mes del adiestramiento, al fascinarle estar en las alturas, no tenerle miedo, al contrario, sentía mucha confianza e imprimía estabilidad al trabajo, consistente en colocar en el transporte los elementos prefabricados para la construcción de las escuelas secundarias básicas en el campo. Jamás tuvo un accidente.
Este sábado la Heroína del Trabajo se acordó de aquella movilización en 1980, en la Zafra de la Toronja, fundadora del Batallón Lázaro Peña, donde permaneció 15 años; respaldó la campaña citrícola en Jagüey Grande, Matanzas, y el corte de caña en el central Héctor Molina de San Nicolás de Bari.
Hoy no vino como antes de entrar a los toronjales, forrada de pies a cabeza para protegerse de las picaduras de las santanillas, donde la norma era de cuatro pallets y ella recogía cómodamente hasta 20. Hoy vino ligera pero sin miedo al trabajo.
Como Heroína inspira a otras «heroínas» que recogen papas este sábado para llegar a la Fiesta del Proletariado Mundial con más compromiso, unidad y fervor revolucionario de que Cuba saldrá adelante porque cuenta con manos que suman.