Convocada por el Movimiento 26 de julio y protagonizada en su gran mayoría por jóvenes obreros y trabajadores humildes, la huelga tuvo en La Habana y Villa Clara (centro) sus máximos exponentes.
En diversas ciudades del país más de 100 luchadores perdieron la vida los días 9 y 10 de abril de 1958 por la brutal represión de la dictadura batistiana.
Según registros históricos, a pesar de que la acción no alcanzó el éxito esperado, su ejemplo dejó valiosas experiencias al movimiento revolucionario y constituyó un verdadero derroche de heroísmo.
Tras el revés, el líder histórico, Fidel Castro, envió una carta al integrante del Movimiento 26 de julio, Faustino Pérez, donde le decía: tengo la más firme esperanza de que en menos tiempo de lo que muchos son capaces de imaginar, habremos convertido la derrota en victoria.
Ocho meses después la Revolución cubana logró su triunfo y con él inició una nueva etapa en la historia del país.