Un pueblo feliz, para José Martí, es aquel que tiene mejor educados a sus hijos, un proceso, que como añadió, comienza en la cuna. Ese ha sido el motivo de la camagüeyana Eliette Padrón Hidalgo-Gato, doctora, jefa del departamento de postgrado de ciencia tecnología e investigación de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay de esta provincia, y madre de dos niñas a quienes ha legado, principalmente, un gran amor por su tierra.
Quizás, porque se sabe guía de sus nenas, por estos días muestra un orgullo enorme, pues ambas participaron en las sesiones finales del XII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), una como delegada y, la menor, como invitada.
La crianza de estas jóvenes agramontinas ha tenido sus sacrificios, sus retos, como todas; pero ellas comprenden que cada paso que dan es gracias a que mamá les ha enseñado desde el corazón. Por eso Laura Marian Bacallao Padrón y Yoselín Patricia Ramos Padrón, con orgullo, andan juntas, de la mano, construyendo un mundo mejor.
Yoselín Patricia cursa el séptimo grado de la escuela secundaria básica Esteban Borrero y ser la única pionera invitada al Congreso le ha dejado una mezcla de honor con nuevas metas.
«Actualmente, cuenta, soy la presidenta del colectivo y formo parte de la dirección de Pioneros. Y desde mi escuela, y más luego de que me invitaran a este evento, siento que los pioneros podemos hacer más para que Cuba sea un mejor lugar y en el cual disfrutemos.
«Por eso hay que crear más espacios de diversión y recreación para los niños, para que se sientan bien. Hacer más acampada, encuentros deportivos, concursos; cosas que nos unan y nos eduquen».
Laura Marian es recién graduada de periodismo y acumula experiencia como presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios en la casa de altos estudios camagüeyana. Al onceno Congreso de la UJC también iba a asistir, pero la Covid-19 lo impidió, por lo que considera que esta cita «contribuye a retomar y renovar aquellas ideas pendientes.
«Pero lo más importante es que además, está en el marco de la aprobación de la política para la niñez, las adolescencias y juventudes en Cuba aprobada hace un año y pudimos ver cómo se implementa. Lo que está claro es que había que hablar de la vida orgánica, pero también de ese universo juvenil con el que debemos trabajar.
«Los jóvenes estamos presentes en toda la sociedad, asumimos tareas importantes, frente a un aula, en un hospital, en la producción de alimentos…y debemos seguir apostando por ello.
«Y con las familias de igual manera hay que trabajar, pues tienen una parte fundamental en la formación de la nuevas generaciones y en el deseo general de convertirnos en personas útiles».