De México a China, en Bellas Artes

El Museo Nacional de Bellas Artes atesora la mayor colección de arte del país, y su muestra permanente es un clásico: quien quiera comprender las principales lógicas de la creación pictórica en Cuba, e incluso, de importantes escuelas europeas y americanas, debería recorrer su exposición. Pero también hay excelentes exhibiciones transitorias, y el año 2024 se inició por todo lo alto, con la apertura de Cuatrocientos Años de Arte Mexicano en el Museo Nacional de Bellas Artes, con fondos de la institución, curada por Yanet Berto y Margarita González Lorente, que ofrece un panorama integral de uno de los mayores acervos en el continente. Desde las vírgenes para el templo hasta los obreros y campesinos del México más raigal: la muestra brinda la posibilidad de seguir una línea del tiempo, que comienza con la pintura religiosa del siglo XVII y concluye con la potente creación del siglo XX, referente indiscutible del arte contemporáneo.

Es perfectamente factible establecer conexiones entre las épocas, planteadas sobre todo desde la continuidad genérica y hasta cierto punto temática. También son notables las revoluciones conceptuales en un discurso múltiple, dialéctico e integrador.

El segmento dedicado al arte del siglo XX cuenta con obras de algunos de los más reconocidos creadores mexicanos de todos los tiempos, los tres grandes muralistas: Diego Rivera, José David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

Los interesados aún pueden visitar la exposición, pues cierra en la segunda semana de marzo en el Edificio de Arte Universal.

Y del legado mexicano a la presencia china en la insularidad cubana. En el Edificio de Arte Cubano se exhibe hasta el 12 de mayo la muestra personal Territorios mágicos, de la pintora y escultora Flora Fong, Premio Nacional de Artes Plásticas 2022.

Curado por Laura Arañó, el conjunto de piezas plantea un recorrido por diferentes etapas creativas de la artista, en el que se pueden identificar constantes.

Paisajes de ensueño, personajes maravillosos, motivos vegetales… han marcado durante décadas la poética de Flora. La suya es una creación de amables maridajes: dos culturas, dos sensibilidades, dos maneras de asumir la luz y las formas… que se hacen una en sus piezas. Es el espíritu caribeño que dialoga con el patrimonio ancestral de China.

Cada obra es una ventana abierta. Evocación compartida, celebración de la memoria